Filosofía o Violencia
“No hay documento de
cultura que no sea a la vez
un documento de barbarie”.
(Walter Benjamin,
en "Tesis VII")
Introducción:
Si esta tesis es cierta, ¿Acaso no debía la comunidad
universitaria estar temblando, ya que nosotros hacemos documentos de cultura
constantemente? ¿Será posible que escondan nuestros documentos también la barbarie?
Estamos hablando de la barbarie que ha ocurrido y sigue ocurriendo en nuestro
país, sobre todo en las últimas décadas. Pero no, podría alguien decir, nosotros, los
críticos de la violencia, los filósofos actuales, estamos exentos, porque justamente
a eso nos dedicamos, a denunciar la violencia, a descubrirla, ¿o no estamos
haciendo eso precisamente? Tal como el Angelus Novus del cuadro de Klee
que “…tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas” que
Benjamin equipara al Ángel de la historia que tiene su rostro fijo en el
pasado, en las catástrofes y ruinas que se amontonan como una sola, así estamos
nosotros anonadados con las catástrofes pasadas. Pero ¿Y las presentes, las que
están ocurriendo ante nuestros propios ojos, las que ahora apenas se están
gestando? ¿No sería ingenuo creer que no hay? ¿No será más bien que están
veladas en eufemismos estéticamente académicos y además sofisticados? El Saludo
del Angelus en verso de Scholem citado por Benjamin en el mismo
pasaje no parece estar muy optimista con los posibles resultados en el tiempo
presente pues dice: “… aún fuera yo tiempo vivo, mi suerte sería escasa”. Debe
ser difícil pues “Mi ala está pronta al vuelo”. Y “Retornar, lo haría con
gusto”. Es decir, que las fuerza que impulsan hacia el progreso futuro (esa
“ala pronta al vuelo”) o que estancan en la reflexión pasada, hacen casi
imposible el mirar nuestro presente. (Benjamin, "Tesis IX"). [1]
En este ensayo trataremos de aproximarnos a estas
responsabilidades con el abordaje de las siguientes preguntas: ¿Qué tan eficaz está siendo y tiene el potencial de ser la
reflexión filosófica actual? ¿Y nuestra lectura de la filosofía extranjera,
cómo es? ¿Qué sucedió con los universales en la reflexión actual?
Como conclusión quisiéramos invitar a la comunidad universitaria
a pensar la paz, a analizar el presente con nuevas y antiguas herramientas probadas
que conduzcan allá, a evaluar las filosofías que seguimos comprando en el
extranjero para ver si son o no benéficas para nuestro pueblo, retomar los
valores universales pero ya sin los abusos y errores del pasado con que fueron
manchados, y a tener una comunidad universitaria vibrante que verdaderamente
filosofe y no sólo copie o cite filosofías extranjeras y menos repita como los
pericos errores de filosofías extrañas, fragmentarias, mutiladoras, violentas y
desestabilizadoras del ser humano. Una invitación a pensar la paz desde la paz
y no desde la guerra y la división, que conduzca realmente hacia la paz y no
hacia una dominación perdida o anhelada confundiéndola con los derechos humanos.
Filosofar a favor de la paz en lugar de la violencia, para tener algo importante
con lo cual contribuir al bienestar del país.
I.
¿Qué tan eficaz está siendo
la reflexión filosófica actual?
Enseguida mencionamos algunas tendencias actuales en el
abordaje a la violencia. Hay esfuerzos académicos muy serios para abordar la
condición violenta de la sociedad actual, donde confluyen cerebros de los
mejores y recursos para la investigación que han aportado elementos muy
valiosos en sus análisis de segmentos de nuestra sociedad y época. Sin embargo,
creemos que hace falta mucho más de ello y además, un análisis tanto teórico
como práctico de su pertinencia, vigencia y eficiencia constantes. En otras
palabras: filosofar sobre nuestra participación filosófica misma.
Como algunos ejemplos de lo
antedicho examinaremos aquí algunos casos aparentemente teóricos que tienen
repercusiones inusitadas en la práctica.
El primero de ellos son las investigaciones
que parten del partido, del fragmento al que pertenecen, para enfocar la
detección y combate de la violencia en el partido o fragmento contrario u
opuesto, como el feminismo que detecta la violencia en el machismo, la negritud
que pone de manifiesto el racismo de la blanquitud, el materialismo que trata
de borrar de la existencia al espiritualismo por sus abusos, el iusnaturalismo que
en defensa de los derechos naturales detecta con facilidad los abusos
legalistas del iuspositivismo extremo y hasta violento, etc. Sucede que si el
partido que ve y critica la violencia en el otro logra un triunfo contundente, suele
apoderarse del mando y poderío y termina cometiendo las mismas o similares violencias
y abusos, como el oprimido vuelto en opresor, el abuso del comunismo convirtiéndolo
en autoritario y exterminador de su propia gente en algunos países, el exceso en
el énfasis de los derechos humanos de la mujer en detrimento de los derechos del
indefenso bebé que lleva en su vientre, tornando el derecho en injusticia, y
promoviendo así la formulación de leyes que bien pueden ser legales
superficialmente y de nombre, pero ya divorciadas de la justicia o de los mismos
derechos humanos que inició reclamando. Pero para borrar los rastros del crimen
y violencia perpetrados se recurre al abuso de la estética en una monstruosidad
denominada eufemismo y que consiste en mal utilizar el lenguaje con una palabra
inofensiva, bella o buena para esconder la barbarie realizada y engañar a la
conciencia y a la sociedad de que no se está violando el derecho de ningún ser
humano y menos atentando contra una vida indefensa, sino sólo desechando un “producto”.
Es pues el eufemismo encubridor
de barbarie y violencia el segundo problema que queremos tratar. Este desconcertante
engaño en seres razonables y pensantes, se da por todas partes. Como un segundo
ejemplo de ello podemos mencionar el neoliberalismo que es un conservadurismo exacerbado,
pero disfrazado de la más novedosa liberalidad. Otro ejemplo puede ser la
irresponsabilidad ilimitada de llamarle libertad al desenfreno del antojo, del
instinto y del egoísmo al grado del asesinato mismo, o de la violación de los
derechos del otro, etc.
El tercer problema por tratar
puede ser el análisis del discurso. Análisis es la distinción y separación de las partes de algo para conocer su composición,[2] mientras
que el discurso es doctrina, ideología, tesis o punto de vista.[3] Etimológicamente
hablando, análisis viene del griego ανά que significa arriba, enteramente, λυειν soltar y σις, acción. Significa soltar
enteramente las cosas en sus partes elementales para examinar y detectar
individualmente sus componentes, o sus causas y formantes, liberar, desatar. [4] Discurso
viene del latín dis que significa divergencia, separación múltiple y cursus,
carrera. Ahora bien, figura viene del latín fingere modelar, fingir,
copiar o simular una realidad. Crisis: viene del griego κρινειν que significa cortar o decidir.
El análisis es un corte o una decisión de fragmentar el todo en sus partes con
el fin de estudiarlas, de conocer sus funciones, sus dimensiones, sus
conexiones, su entramado de manera que al volver a su lugar el todo funcione mejor.
En la fragmentación
probablemente se han corregido algunos errores detectados y la idea de quién
hace el análisis es que mientras estudia las partes nunca pierda la visión del
conjunto, de otra manera sería contraproducente, es decir: que se dé la síntesis
que recoja los frutos del análisis para que nada se pierda. Sin embargo, se dan
casos por la inexperiencia, ignorancia, arrebato o cualquier otra razón en que
este proceso no se completa y lo que sucede es que puede tornarse desastroso.
Por
ejemplo: el mecánico desarma un carburador finísimo de un nuevo modelo de
automóvil que jamás ha visto y de una marca con la que no está familiarizado,
si no toma la precaución de tener a la mano el plano del desglose de todas las
pequeñas partes, va a tener un rato muy desagradable en que no va a saber qué
va dónde, al quererlo armar. El joven que por la prisa echa sobre la mesa el
rompecabezas de mil piezas y tira la caja donde viene el panorama, no va a
saber si la piececilla azul que está tratando de acomodar es mar o cielo, si el
verde es pasto o árbol, va a batallar más que el precavido que conserva la
visión panorámica del conjunto. El arquitecto que se olvida del plano de la
obra y hace edificio sin él… nadie quisiera ser el dueño de ese edificio. El
viajero que se fue manejando por un país extraño sin mapa, sin guía, sin haber
visto el plano, de seguro perderá horas en vano, siendo que podía haberlas
ocupado para disfrutar del viaje. El cuerpo está tendido en la plancha de las
operaciones y se siguen analizando sus partes, ¿cómo va la operación de
Occidente? ¿Va saliendo bien? ¿Se han extirpado los tumores encontrados?
¿Cuándo estará de regreso funcionando? ¿Tendrá una larga convalecencia? ¿Hay
esperanza y planes de que se restaure o está desahuciado?
II.
¿Y nuestra lectura de la
filosofía extranjera?
En segundo lugar, están las ideologías extranjeras y nuestra manera de abordarlas.
Por la conquista, la imposición, el exterminio, el dominio y otros factores, es
probable que la mentalidad de colonizados nos afecte como mexicanos aún en el
abordaje de los autores extranjeros y su filosofía. Si lo antedicho es verdad,
se sigue que los tomemos como incuestionables y nos dediquemos a citarlos,
repetirlos, exaltarlos y perpetuarlos sin siquiera percibir como viable la
posibilidad de analizarlos y examinar su pertinencia o impertinencia a nuestra
realidad y momento actuales. Esto pudiera llamársele irresponsabilidad inocente
en muchos círculos por la falta de reflexión inherente a sus actividades, pero
en el medio filosófico ¿podremos escondernos en tal parapeto? Además, esto se
torna peligroso porque se filtran sus errores sin ningún tipo de cedazo. En relación
con la violencia, que es lo que nos ocupa en este ensayo, examinemos los
siguientes pensamientos de autores contemporáneos para intentar medir su
pertinencia, relevancia y efectos.
Seguramente un personaje
significativo y digno de mencionar en este análisis fue Ferdinand de Saussure,
quién escribe un libro llamado Curso de Lingüística General,[5] con el que causa una
conmoción en Europa y todo un giro de tal manera que la atención de todos se
vuelve a la lingüística, pero a tal grado que la órbita de la misma filosofía
empieza a girar alrededor de la
lingüística, y de allí la particularización del análisis ha ido en aumento.
Por ejemplo, al colar la legendaria, trascendente, multifacética verdad en el cedazo del detalle lingüístico queda
reducida a un mero discurso, a un “movimiento de metáforas”, a un impulso
nervioso[6], a una pulsación[7], a una “moneda sin
troquelado, el puro metal” cito:
“¿Qué es entonces la verdad? Una
hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas
cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y
adornadas poética y retóricamente y que después de un prolongado uso, un pueblo
considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las
que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin
fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya
consideradas como monedas, sino como metal”[8]
Por lo anterior se declara
desde las tribunas “No hay verdad absoluta”. Pretendiendo veracidad absoluta en
esta declaración y además credibilidad en la “verdad absoluta de que no hay
verdad absoluta”, aunque sepamos que en la lógica no debe haber contradicciones.
Además de esto y más cerca a
nuestra época ¿qué no quedó establecido ya por el Sr. Detienne que lo
mitológico, poético, estético, ético, metafísico, mágico y religioso pertenecen
al orden de lo que no es “verdad” (alétheia)[9]
y es por eso mismo irrelevante? La metafísica quedó sepultada con toda su
inmortalidad de la que tanto les hablo Diotima a Sócrates y a Platón en el
Banquete cuando quisieron aprender qué era el amor. Y Diotima también quedó
sepultada. Porque ¿Cuántos admitirían tanto antaño como en la actualidad que
ella, presocrática como tal, mística, extranjera y mujer fue la que les enseñó
los secretos de lo más sublime a los padres de la filosofía: Sócrates y Platón?
[10] Diotima seguiría
hablándonos de la inteligencia, filosofía, espiritualidad y equidad de la
mujer, con muchas de las figuras más de exclusión actual: como el orientalismo[11] o el eurocentrismo, la
mística, que mientras que para el máximo exponente del giro lingüístico tenía
que ver, de tan sublime, con lo que no se puede decir con palabras,[12] otros
lo confundían con la violencia. [13]
Para otros sigue siendo un tabú con el que pocos quieren dialogar pues ya se ha
generado todo un discurso moderno de opresión en su contra. Benjamin toca en su
discurso al menos de dos maneras: su “mesianismo” de “irrupciones” desde la
debilidad en “momentos de oportunidad” que interrumpan el continuum
desenfrenado de la incompleta historia de los vencedores, o en su metáfora del
enano jorobado que sigue ganando las partidas de ajedrez, aunque esté ignorado
voluntariamente por todos, bajo la mesa.[14]
En Derrida la deconstrucción
hace la “Différance”[15].
Pero si nos quedamos en ella, se vuelve más que deconstrucción, verdadera
destrucción y devastación.
El Orientalismo de Said expone
la alienación planeada del discurso eurocéntrico. Que hasta la fecha nos tiene
divididos en la dicotomía planeada: Oriente-Occidente.
Foucault quién en sus
genealogías descoyunta la procedencia de la gestación, reproduciendo a Nietzsche[16]
La mayoría de los mencionados
comparten el elemento de la
particularización, claro, fundamental en un análisis; pero como tal no puede
ser el elemento determinante en una síntesis, y menos el lente filosófico
generalizador de la totalidad. o ¿qué no es la filosofía mucha más síntesis que
análisis por definición?
Aristóteles dixit:
“...el filósofo, que posee
perfectamente la ciencia de lo general, tiene por necesidad la ciencia de todas
las cosas...” [17]
¿Podríamos llamar filosóficos a todos estos
análisis de discursos? ¿No son acaso universalizaciones de la particularización?
¿No han salido de allí los totalitarismos?
Georges Bataille, escritor
francés que vivió de 1897 a 1962, escribe una revista denominada acéphale,
«Sin cabeza». Y Tenía una sociedad secreta del mismo nombre, pues no
admitía autoridad alguna sino la propia que tenía a un descabezado como símbolo
y buscaba hacer sacrificios humanos.[18]
Enseguida cito algunos
fragmentos de sus escritos:
“Por más
ínfimos que sean unos seres, no podemos representarnos sin una violencia la
puesta en juego del ser que se da en ellos; es, en su integridad, el ser
elemental el que está en juego en el paso de la discontinuidad a la
continuidad. Sólo la violencia puede ponerlo todo en juego. ¡Sólo la violencia
y la desavenencia sin nombre que está vinculada a ella! Sin una violación del
ser constituido —constituido como tal en la discontinuidad— no podemos
representarnos el pasaje desde un estado hasta otro que es esencialmente
distinto […] ¿Qué significa el erotismo de los cuerpos sino una violación del
ser de los que toman parte en él? ¿Una violación que confina con la muerte?
¿Una violación que confina con el acto de matar?” (Bataille,
p.12) […] Pero ya desde ahora insisto en el hecho de
que la parte femenina del erotismo aparecía como la víctima, y la masculina,
como el sacrificador; y, en el curso de la consumación, uno y otro se pierden
en la continuidad establecida por un primer acto de destrucción […] Apenas podríamos decir que, si se echa en
falta el elemento de violación, o incluso de violencia, que la constituye, es
más difícil que la actividad erótica alcance su plenitud. (Bataille,
p. 13) […] “Si la unión de los dos amantes
es un efecto de la pasión, entonces pide muerte, pide para sí el deseo de matar
o de suicidarse.” […] Es sólo en la violación —a la altura de la muerte— del
aislamiento individual donde aparece esa imagen del ser amado que tiene para el
amante el sentido de todo lo que es.(Bataille,
p.15) […] Para terminar, querría ayudarles
a sentir plenamente que el lugar al que he querido conducirles, por poco
familiar que a veces haya podido parecerles, es, sin embargo, el punto de
encuentro de violencias fundamentales.” (Bataille,
p. 18).
III.
¿Qué sucedió con los
universales en la reflexión actual?
Violencia nuclear contra la filosofía.
Ya que la violencia,
etimológicamente hablando, viene de latín vis que significa fuerza, y olentus,
abundancia.(Diccionario Etimológico Español En Línea)
Tiene que ver con el uso excesivo de la fuerza.
La filosofía por otra parte y como la mayor parte de la
gente ha escuchado alguna vez, significa amor a la sabiduría, del griego φιλεω σοφια. Este último término
está compuesto de dos partículas: σο que
significa salvación, liberación y φια que tiene que ver con la luz, el
brillo, el aparecer, el develar. Entonces dados estos elementos en su
etimología ¿sería incongruente pensar que la filosofía tenga que ver con el
gusto o amor a esa libertad que viene de la iluminación, del entendimiento, del
esclarecimiento de la realidad? Pero ¿qué es la sabiduría? Ya que, si la
confundimos con el mero conocimiento, pues sencillamente eso es lo que vamos a
amar, el conocimiento y no la sabiduría. En otras palabras, amaremos la
información y no la formación, la acumulación de datos, citas, autores, libros
en vez de la aplicación pertinente de todo ello. La exageración y la hybris
irán dándole forma a un nuevo pensamiento basado en lo externo, los datos, la
acumulación de conocimiento, de bienes, de capital y todo ello nos llevará a
toda una configuración de la realidad a partir del conocimiento y no de la
sabiduría. Aquí ya la palabra filosofía no sólo cambió de matiz, o forma sino
que esencialmente ha pasado de ser amor a la sabiduría, a la sensatez, a las
decisiones mejores, para convertirse en un amor a la acumulación de capital, de
bienes materiales, de conocimientos, de menosprecio por el ser humano al grado
de la guerra, la violencia, el suicidio, la opresión y esclavitud del “otro
diferente”, la destrucción de las especies, del planeta, la vida, lo cual puede
resumirse en las siguientes metáforas: es
como si le echáramos petróleo a la raíz de un árbol. O bien como si le
cortáramos la cabeza de tajo a una gallina. Seguiría en movimiento su cuerpo,
pero sin rumbo, sin sentido, sin esperanza tampoco. ¿Qué sucedería si alguien
atacara en su núcleo a la filosofía? ¿Acaso no repercutiría en sus estratos concéntricos
más externos? ¿No ha causado devastación y desastre a la humanidad el bombardeo
continuo que se ha hecho a la filosofía en sus componentes esenciales? Veamos:
La primera explosión nuclear detonada a la filosofía es la
violencia que se ha perpetrado a lo esencial, al confundir o degradar el ser al
ente, el definirlo es intentar delimitar lo que no tiene fin, lo infinito,
categorizar [19], verbo cuya carga semántica
porta en su historia el sentido de acusar lo incategorizable, convertir en
predicado al sujeto, es decir sujetar al sujeto, hacer que caiga a nivel del
accidente o contingencia. De allí la decadencia se ha hecho cada vez más mayor
y el ser humano cada vez menor, con el engaño y disfraz de lo opuesto. Ha sido
despojada la filosofía de lo esencial, y de lo universal. Esta es una violencia
nuclear como Hiroshima y Nagasaki.
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[1]
Mis cursivas en las citas son para respetar la fuente.
[2] “Análisis”
en Diccionario de la lengua española, edición del
tricentenario, Real Academia Española, Madrid, 2017, http://dle.rae.es/?id=2Vga9Gy
[3] Ibid.
“Discurso”, http://dle.rae.es/?id=2Vga9Gy.
[4] “Análisis”
en Etimologías de Chile, http://etimologias.dechile.net/?ana.lisis.
[6]
Parafraseando A Nietzche,
[7] Parafraseando
a Freud.
[11] Ver
Orientalismo de Edward Said.
[12] Wittgenstein
[13] Bataille.
[14] Metáforas
utilizadas en los escritos de Benjamin,
Walter, Conceptos de filosofía de la historia, [Trad. H.A. Murena y D.J.
Vogelmann], Terramar Ediciones, La Plata, 2007.
[15] Derrida, Jacques. “La estructura, el signo
y el juego en el discurso de las ciencias humanas”. En la estructura y la
diferencia. Barcelona, Anthropos, 1989: 383-401.
[16] Op.
Cit., Nietzsche. P.25.
[18] “Fascinado
por el sacrificio humano, fundó una sociedad secreta, Acéphale (sin
cabeza), cuyo símbolo era un hombre decapitado, con el objetivo de poner en
marcha una nueva religión, y planeaba sacrificar a uno de sus miembros como
inauguración, creando un lazo imborrable de complicidad. Aunque varias personas
se manifestaron dispuestas a dejarse matar, nadie estuvo dispuesto a cometer el
asesinato. Bataille ofreció la tarea a Roger Caillois, pero éste se negó.” (Georges Bataille - Wikipedia, La
Enciclopedia Libre)
[19] κατηγορ-ία , Ion. -ιη, ἡ, A.accusation, Hdt.6.50, etc.; opp. αἰτία (expostulation), Th.1.69; opp. ἔπαινος, ib.84; opp. “ἀπολογία” Arist.Rh.1358b11; “τὴν κ. ποιεῖσθαι” Antipho 6.10, And.1.6; “ὡς ὑβρίζοντος κ. ἐποιοῦντο” X.An.5.8.1; κ. ἐγένοντο πολλαὶ τῶν Ἀθηναίων charges were made against
. . , Id.HG2.1.31; “κατηγορίαι κατά τινος γεγόνασιν”
Isoc.5.147; εἰ . . ἐπὶ τοῖς πεπραγμένοις κατηγορίας ἔχω I am liable to accusation,
D.18.240. II. in Logic, predication,
Arist.Metaph.1007a35, etc.: pl., Id.APo.84a1; esp. affirmative predication,
opp. στέρησις,
Id.APr.52a15; “ἄπορον ἐν κ.” Stoic.2.93. 2. predicate, Arist.Metaph.1004a29, 1028a28,
al., Epicur.Ep.1p.23U., etc. 3. more freq., category, head of
predicables, Arist.Top.103b20 (ten), APo.83b16, Ph.225b5 (eight), Metaph.1068a8
(seven), cf.EN 1096a29. Henry George Liddell. Robert Scott. A Greek-English
Lexicon. revised and augmented throughout by. Sir Henry Stuart Jones. with the
assistance of. Roderick McKenzie. Oxford. Clarendon Press. 1940. (Henry George Liddell, Robert Scott, A Greek-English Lexicon, Κατηγορ-Ία)