[…] Se ha de decidir la cuestión
de saber si aquello que la humanidad ha conseguido con mil sacrificios desde
sus comienzos —en orden y habilidad, en costumbres, arte y ciencia— y desde que
levanta alegremente su vista al cielo, continuará y seguirá creciendo según las
leyes de la evolución humana, o si todo lo que los poetas han cantado, los
sabios pensado y los héroes culminado, debe hundirse en el inmenso abismo de la
arbitrariedad que no sabe lo que quiere, salvo que quiere ilimitada y
obstinadamente. (Fichte, J. G. Reivindicación de La Libertad de Pensamiento
y Otros Escritos Politicos. Tr. F. Oncina, Tecnos.p. 53)
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