“...el movimiento que Hitler ha
sabido inflamar en el siglo XX existía en potencia en el alma humana desde la
formación de la primera sociedad; y existirá sin duda hasta el fin de la
historia de nuestra estirpe. Hitler no ha hecho más que darle un rostro y un
nombre... su obra de tentador ha consistido en privar a los individuos del
sentimiento de responsabilidad moral, y por lo tanto del sentido de su
culpabilidad. Fundiéndolos en una masa apasionada... suprime al Juez, suprime
la culpa, les devuelve el estado de inocencia primera. Finalmente al condenar
todo lo que es universal, o al menos supranacional... encierra a su pueblo en
una autarquía sicológica... reduce a las masas a un estado de hipnosis... hasta
la muerte, término ideal de toda pasión... Se trata pues de suprimir la idea
del más allá, de la trascendencia, de integrar al propio Dios en la nación...
estado totalitario... la comunidad espiritual no puede apelar a una instancia
superior al Estado, porque él es quién la ha creado para sus fines... la
religión política o política religiosa totalitaria ha creado el arquetipo de
una comunidad regresiva, fundada en el pasado: la sangre, la raza, la
tradición, los muertos... ni siquiera acepta conversiones."
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