Enoc, hijo de Caín
A.
Enoc,
su primogénito
Cuenta la historia que el primogénito de Caín se
llamaba Enoc, que, aunque entre otros matices su nombre significa “consagrado”,
su dedicación parece haber sido no a Dios, sino a algo externo, no a
engrandecer el Nombre de Dios en la Tierra, sino el propio: fue el fundador y
edificador de la primera ciudad, y no sólo eso, sino que sí, efectivamente, le
puso su nombre a la ciudad: “Enoc”.
Nada malo en sí con la edificación de ciudades o edificios, y tampoco que
lleven el nombre de su constructor, lo que sucede es que es una gran pérdida escoger
lo meramente “bueno”, por encima de lo óptimo, de lo mejor. Aquí entran en
juego de nuevo los dos árboles y la elección errónea del “conocimiento de un
bien y un mal” desde una perspectiva meramente humana, o angélicamente maligna,
donde el aparente “bien” en realidad es un mal disfrazado, pues es parte de una
ética patética priorizada por encima de la Vida, representada en el Árbol que
lleva su nombre. Éstos son los inicios de nuestra civilización.
Enoc escoge ignorar el más alto significado de
su nombre, “consagrado, dedicado”, para reducirse al ínfimo, al mínimo, al que
todos verían y lo recompensarían con su reconocimiento. Entonces prefiere
dedicarse a construir una ciudad que lleve su nombre, que a una humanidad que
lleve el Nombre de Dios. El problema radica en el olvido del encargo inicial de
parte de Dios de edificar un linaje, una estirpe, un pueblo, una familia desde
Dios y para Dios “consagrada” a Él y que llevara su Nombre, no el propio. Pero
aparentemente esto ya no era importante para la familia de Caín, y quizás nunca
lo fue. Entonces este Enoc, (que no hay que confundirlo con el otro, padre de Matusalén,
que caminó con Dios sin pasar por la muerte física) quedó consagrado a la
construcción de su propio nombre y la veneración de la obra de sus propias
manos.
Sin embargo, hay que considerar que la
comunidad debe haberlo tenido muy en alto, considerándolo un gran maestro
instruido y dedicado, o un exitoso arquitecto de renombre, un político
entrenado con fuerte convocatoria, o un religioso destacado, con grandes
conocimientos, pues hasta el día de hoy, la inteligencia artificial, que es el
resumen de muchas opiniones incluso divergentes de siglos, dice lo siguiente:
El nombre Enoc,
derivado de la raíz חָנַךְ que significa "dedicar",
"instruir" o "entrenar", encapsula una narrativa de
dedicación, liderazgo y sabiduría. Estos matices sugieren que Enoc jugó un
papel crucial en la fundación y organización de su comunidad, estableciendo un
legado de instrucción y posible moralidad. Esta etimología añade una capa de
profundidad a la historia de los descendientes de Caín, sugiriendo una fase de
desarrollo urbano y una búsqueda de estabilidad y propósito en su linaje. OpenAI
(ChatGPT-4) el 7 de junio de 2024, ...
Como podemos comprobar, las opciones de
escoger lo mejor, estaban contenidas en el mismo nombre de Enoc, al igual que lo vimos en el de su padre Caín, pero hay gente que se va a conformar con lo bueno por encima
de lo mejor, y como todos los seres humanos somos libres, pues cada quién tiene
lo que escoge. No por ser hijo de Caín estaba
él condicionado a vivir para sí mismo como su padre, la maldición de Caín era
sólo una posibilidad para su linaje, no una determinación, sí influía, pero no
decretaba, sí era real, pero rebatible con el ejercicio de la libre elección de
la fe en Dios, y la propia determinación de regresar a la obediencia. Este Enoc pudo haberse “dedicado”, “instruido” y “entrenado” en el camino de Dios, por
encima del engrandecimiento personal, para que no se saliera de equilibrio el
desarrollo propio, que no deja de ser importante, pero en perspectiva de la
totalidad de la existencia humana, de tal manera que quedara calibrado como una
virtud, no un vicio. “A Enoc le nació Irad”.
Lista
de Referencias:
·
OpenAI. (2024, junio 7).
Conversación con ChatGPT-4.
- Reina-Valera.
(1960). La Santa Biblia.
Sociedades Bíblicas Unidas. (Trabajo original publicado en 1569)
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