domingo, 9 de junio de 2024

 Enoc, hijo de Caín

I.            
El Linaje de Caín:

A.     Enoc, su primogénito

Cuenta la historia que el primogénito de Caín se llamaba Enoc, que, aunque entre otros matices su nombre significa “consagrado”, su dedicación parece haber sido no a Dios, sino a algo externo, no a engrandecer el Nombre de Dios en la Tierra, sino el propio: fue el fundador y edificador de la primera ciudad, y no sólo eso, sino que sí, efectivamente, le puso su nombre a la ciudad: “Enoc”. Nada malo en sí con la edificación de ciudades o edificios, y tampoco que lleven el nombre de su constructor, lo que sucede es que es una gran pérdida escoger lo meramente “bueno”, por encima de lo óptimo, de lo mejor. Aquí entran en juego de nuevo los dos árboles y la elección errónea del “conocimiento de un bien y un mal” desde una perspectiva meramente humana, o angélicamente maligna, donde el aparente “bien” en realidad es un mal disfrazado, pues es parte de una ética patética priorizada por encima de la Vida, representada en el Árbol que lleva su nombre. Éstos son los inicios de nuestra civilización.

Enoc escoge ignorar el más alto significado de su nombre, “consagrado, dedicado”, para reducirse al ínfimo, al mínimo, al que todos verían y lo recompensarían con su reconocimiento. Entonces prefiere dedicarse a construir una ciudad que lleve su nombre, que a una humanidad que lleve el Nombre de Dios. El problema radica en el olvido del encargo inicial de parte de Dios de edificar un linaje, una estirpe, un pueblo, una familia desde Dios y para Dios “consagrada” a Él y que llevara su Nombre, no el propio. Pero aparentemente esto ya no era importante para la familia de Caín, y quizás nunca lo fue. Entonces este Enoc, (que no hay que confundirlo con el otro, padre de Matusalén, que caminó con Dios sin pasar por la muerte física) quedó consagrado a la construcción de su propio nombre y la veneración de la obra de sus propias manos.

Sin embargo, hay que considerar que la comunidad debe haberlo tenido muy en alto, considerándolo un gran maestro instruido y dedicado, o un exitoso arquitecto de renombre, un político entrenado con fuerte convocatoria, o un religioso destacado, con grandes conocimientos, pues hasta el día de hoy, la inteligencia artificial, que es el resumen de muchas opiniones incluso divergentes de siglos, dice lo siguiente:

El nombre Enoc, derivado de la raíz חָנַךְ que significa "dedicar", "instruir" o "entrenar", encapsula una narrativa de dedicación, liderazgo y sabiduría. Estos matices sugieren que Enoc jugó un papel crucial en la fundación y organización de su comunidad, estableciendo un legado de instrucción y posible moralidad. Esta etimología añade una capa de profundidad a la historia de los descendientes de Caín, sugiriendo una fase de desarrollo urbano y una búsqueda de estabilidad y propósito en su linaje. OpenAI (ChatGPT-4) el 7 de junio de 2024, ...

Como podemos comprobar, las opciones de escoger lo mejor, estaban contenidas en el mismo nombre de Enoc, al igual que lo vimos en el de su padre Caín, pero hay gente que se va a conformar con lo bueno por encima de lo mejor, y como todos los seres humanos somos libres, pues cada quién tiene lo que escoge. No por ser hijo de Caín estaba él condicionado a vivir para sí mismo como su padre, la maldición de Caín era sólo una posibilidad para su linaje, no una determinación, sí influía, pero no decretaba, sí era real, pero rebatible con el ejercicio de la libre elección de la fe en Dios, y la propia determinación de regresar a la obediencia. Este Enoc pudo haberse “dedicado”, “instruido” y “entrenado” en el camino de Dios, por encima del engrandecimiento personal, para que no se saliera de equilibrio el desarrollo propio, que no deja de ser importante, pero en perspectiva de la totalidad de la existencia humana, de tal manera que quedara calibrado como una virtud, no un vicio.  “A Enoc le nació Irad”.

 

Lista de Referencias:

·         OpenAI. (2024, junio 7). Conversación con ChatGPT-4.

  • Reina-Valera. (1960). La Santa Biblia. Sociedades Bíblicas Unidas. (Trabajo original publicado en 1569)

 

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