Immanuel Kant:
Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784)
Al
acceder al conocimiento, el ser humano corre el riesgo de mal-utilizarlo en relación
con sus semejantes al no respetar las proporciones de los elementos que lo
mantienen en equilibrio y propiciar así el exceso y el abuso. Lo que ocurre con
el saber de la época de la ilustración es un ejemplo de cómo se puede perder el
propósito de algo al grado que puede producir el efecto precisamente opuesto,
es decir que, buscando la emancipación personal de tutores en todos los campos,
por olvidar la responsabilidad de saber, cae en el mismo error que procuraba
evitar utilizando el saber como bandera para esclavizar a otros, cuando su
objetivo era precisamente la emancipación.
Desde 1784 había dicho Kant en su ensayo ¿Qué es la ilustración?:
“Ilustración es la salida del hombre
de su inmadurez autoimpuesta. Inmadurez es la incapacidad de emplear el
entendimiento propio sin la guía de otro. Él mismo es responsable de esa
inmadurez, cuando la propia causa no radica en la falta de entendimiento, sino
de resolución y coraje para usar por sí mismo del suyo sin la guía de otro. Sapere aude! [‘¡Atrévete a saber’,
Horacio,Epistulæ, II, 2, 40]. ¡Ten el coraje
de usar de tu propio entendimiento! es también la divisa de la Ilustración”
“El término alemán constituye un deverbal de aufklären, que a su vez
es un compuesto del adjetivo klar, ‘claro,
brillante, transparente’, y, en el lenguaje marinero, ‘listo, preparado’ (klar zum
Gefecht, ‘listo para el combate’; klar zur
Landung, ‘listo para el desembarco’)”. [1]
Da la impresión de poner el énfasis
no sólo en atreverse a saber, sino en prepararse con ello para la emancipación,
para luchar, para brillar, para alumbrar a otros también.
Lo que dice enseguida es aún más
contundente:
“La pereza y la cobardía son las causas de que una gran parte de los
hombres permanezca, gustosamente, en minoría de edad[2]
a lo largo de la vida, a pesar de que hace ya tiempo la naturaleza los liberó
de dirección ajena (naturaliter majorennes):[3]
y por eso es tan fácil para otros erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser
menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que
reemplaza mi conciencia moral, un médico que me prescribe la dieta, etc,
entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar:
otro asumirá por mi tan fastidiosa tarea. Aquellos tutores que tan
bondadosamente han tomado sobre sí la tarea de supervisión se encargan ya de
que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado
peligrosos para la mayoría de los hombres (y entre ellos todo el bello sexo).
Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente
que estas pacíficas criaturas no puedan atreverse a dar un paso sin las
andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza
si intentan caminar solos. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues
ellos aprenderían a caminar solo después de cuantas caídas: sin embargo, un
ejemplo de tal naturaleza les asusta y, por lo general, les hace desistir de
todo intento.
Por tanto, es difícil para todo individuo lograr salir de esa minoría de
edad, casi convertida ya en naturaleza suya. Incluso le ha tomado afición y se
siente realmente incapaz de valerse de su propio entendimiento, porque nunca se
le ha dejado hacer dicho ensayo. Principios y formulas, instrumentos mecánicos
de uso racional -o más bien abuso- de sus dotes naturales, son los grilletes de
una permanente minoría de edad. Quien se desprendiera de ellos apenas daría un
salto inseguro para salvar la más pequeña zanja, porque no está habituado a
tales movimientos libres. Por eso, pocos son los que, por esfuerzo del propio
espíritu, han conseguido salir de esa minoría de edad y proseguir, sin embargo,
con paso seguro”. [4]
En general vemos que un alto porcentaje de los humanos escogemos mal
utilizar los conocimientos cegándonos con ellos en lugar de alumbrarnos. Como
ejemplos de ello podemos ver el énfasis en lo científico que lleva naciones
enteras a desarrollar armas cada vez más sofisticadas que acaben
autodestruyendo el planeta. ¿Cómo podemos llamar a esto ilustración? ¿Cómo en
el nombre de la educación se automatiza cada vez más al ser humano al grado que
el mejor profesionista es ahora el que no tiene tiempo ni para desarrollar una
vida familiar ni social naturales? ¿Cómo ya casi no hay lugar para las
humanidades en las universidades si es a raíz de las primeras que aparecieron
las segundas? ¿Qué iluminación es ésta que nos lleva a escoger los candidatos
menos capacitados para gobernarnos? ¿Cómo a estas alturas tenemos la necesidad
de que nos sigan marcando la pauta los tutores extranjeros? ¿Por qué como hijos
de padres divorciados el avance de la modernidad no ha logrado la armonía
social entre estado e iglesia sin la dominación, anulación o exterminación de
alguno de los dos; con el perjuicio a la gente que esto conlleva ya que ambos
atienden aspectos distintos de la necesidad humana? ¿Cómo es ilustración el
exterminio? ¿Cómo una sociedad que se considera civilizada como la nuestra
llegó a una valoración tal de sus ilustradores por excelencia que son los
maestros a considerarlos los dignos de menores remuneraciones por su trabajo, y
más aún a querer reducirlos aún? ¿Cómo nuestro sistema educativo presenta
teorías como dogmas sin siquiera dar opción a que el alumno examine las varias
propuestas y él sea el que piense por sí mismo decidiendo lo que es correcto?
¿Por qué hay tan poco apoyo a las artes y tan poca remuneración para los
artistas si en verdad se ha llegado a valorar la ilustración? ¿Por qué se
desperdician la experiencias de tantos de maestros jubilados dejándolos que se
marchiten aislados en lugar de ofrecerles alternativas de participación en el
rediseño de una verdadera reforma educativa en México valorando su aportación
con justas remuneraciones, si realmente somos gente ilustrada?
Estas, y muchas preguntas más surgen en mi mente al analizar los
elementos que toca Kant en su ensayo ¿Qué es la Ilustración? Tratando de
aplicarlo a nuestra actualidad.
[1] Ensayo “¿Qué es la
Ilustración? Emanuel Kant, Centro Virtual Cervantes, Rinconete, compilado por
Alberto Montaner el 2 de febrero de 2016
http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/febrero_16/02022016_01.htm
[2] El término Unmündigkeit se presta a varias
traducciones en castellano, pero todas ellas hacen referencia a una cierta
"inmadurez" de quien predica tal término. Lo hemos traducido por
"minoría de edad", conservando así según nuestra opinión, toda la
carga semántica que tiene el término en alemán. Sin embargo, en otros contextos
hemos preferido las palabras "dependencia"; o "no
emancipación". Por el contrario, el término Mündigkeit , que traducimos
por "mayoría de edad" por seguir con le metáfora kantiana, podría
traducirse en todos los casos por "emancipación".
[3] Del latín, mayor de edad por naturaleza
(físicamente), mientras que intelectualmente continúa siendo menor de edad.
[4] Immanuel Kant: Respuesta a la pregunta: ¿Qué
es la Ilustración? (1784)
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