jueves, 21 de julio de 2016

Responsabilidad de Saber. Reflexión personal en torno al ensayo de Kant ¿Qué es la Ilustración?


Immanuel Kant: 
Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784) 



Al acceder al conocimiento, el ser humano corre el riesgo de mal-utilizarlo en relación con sus semejantes al no respetar las proporciones de los elementos que lo mantienen en equilibrio y propiciar así el exceso y el abuso. Lo que ocurre con el saber de la época de la ilustración es un ejemplo de cómo se puede perder el propósito de algo al grado que puede producir el efecto precisamente opuesto, es decir que, buscando la emancipación personal de tutores en todos los campos, por olvidar la responsabilidad de saber, cae en el mismo error que procuraba evitar utilizando el saber como bandera para esclavizar a otros, cuando su objetivo era precisamente la emancipación.
Desde 1784 había dicho Kant en su ensayo ¿Qué es la ilustración?:
“Ilustración es la salida del hombre de su inmadurez autoimpuesta. Inmadurez es la incapacidad de emplear el entendimiento propio sin la guía de otro. Él mismo es responsable de esa inmadurez, cuando la propia causa no radica en la falta de entendimiento, sino de resolución y coraje para usar por sí mismo del suyo sin la guía de otro. Sapere aude! [‘¡Atrévete a saber’, Horacio,Epistulæ, II, 2, 40]. ¡Ten el coraje de usar de tu propio entendimiento! es también la divisa de la Ilustración”
 “El término alemán constituye un deverbal de aufklären, que a su vez es un compuesto del adjetivo klar, ‘claro, brillante, transparente’, y, en el lenguaje marinero, ‘listo, preparado’ (klar zum Gefecht, ‘listo para el combate’; klar zur Landung, ‘listo para el desembarco’)”. [1]
Da la impresión de poner el énfasis no sólo en atreverse a saber, sino en prepararse con ello para la emancipación, para luchar, para brillar, para alumbrar a otros también.
Lo que dice enseguida es aún más contundente:
“La pereza y la cobardía son las causas de que una gran parte de los hombres permanezca, gustosamente, en minoría de edad[2] a lo largo de la vida, a pesar de que hace ya tiempo la naturaleza los liberó de dirección ajena (naturaliter majorennes):[3] y por eso es tan fácil para otros erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico que me prescribe la dieta, etc, entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar: otro asumirá por mi tan fastidiosa tarea. Aquellos tutores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la tarea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado peligrosos para la mayoría de los hombres (y entre ellos todo el bello sexo). Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente que estas pacíficas criaturas no puedan atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues ellos aprenderían a caminar solo después de cuantas caídas: sin embargo, un ejemplo de tal naturaleza les asusta y, por lo general, les hace desistir de todo intento.
Por tanto, es difícil para todo individuo lograr salir de esa minoría de edad, casi convertida ya en naturaleza suya. Incluso le ha tomado afición y se siente realmente incapaz de valerse de su propio entendimiento, porque nunca se le ha dejado hacer dicho ensayo. Principios y formulas, instrumentos mecánicos de uso racional -o más bien abuso- de sus dotes naturales, son los grilletes de una permanente minoría de edad. Quien se desprendiera de ellos apenas daría un salto inseguro para salvar la más pequeña zanja, porque no está habituado a tales movimientos libres. Por eso, pocos son los que, por esfuerzo del propio espíritu, han conseguido salir de esa minoría de edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro”. [4]
En general vemos que un alto porcentaje de los humanos escogemos mal utilizar los conocimientos cegándonos con ellos en lugar de alumbrarnos. Como ejemplos de ello podemos ver el énfasis en lo científico que lleva naciones enteras a desarrollar armas cada vez más sofisticadas que acaben autodestruyendo el planeta. ¿Cómo podemos llamar a esto ilustración? ¿Cómo en el nombre de la educación se automatiza cada vez más al ser humano al grado que el mejor profesionista es ahora el que no tiene tiempo ni para desarrollar una vida familiar ni social naturales? ¿Cómo ya casi no hay lugar para las humanidades en las universidades si es a raíz de las primeras que aparecieron las segundas? ¿Qué iluminación es ésta que nos lleva a escoger los candidatos menos capacitados para gobernarnos? ¿Cómo a estas alturas tenemos la necesidad de que nos sigan marcando la pauta los tutores extranjeros? ¿Por qué como hijos de padres divorciados el avance de la modernidad no ha logrado la armonía social entre estado e iglesia sin la dominación, anulación o exterminación de alguno de los dos; con el perjuicio a la gente que esto conlleva ya que ambos atienden aspectos distintos de la necesidad humana? ¿Cómo es ilustración el exterminio? ¿Cómo una sociedad que se considera civilizada como la nuestra llegó a una valoración tal de sus ilustradores por excelencia que son los maestros a considerarlos los dignos de menores remuneraciones por su trabajo, y más aún a querer reducirlos aún? ¿Cómo nuestro sistema educativo presenta teorías como dogmas sin siquiera dar opción a que el alumno examine las varias propuestas y él sea el que piense por sí mismo decidiendo lo que es correcto?
¿Por qué hay tan poco apoyo a las artes y tan poca remuneración para los artistas si en verdad se ha llegado a valorar la ilustración? ¿Por qué se desperdician la experiencias de tantos de maestros jubilados dejándolos que se marchiten aislados en lugar de ofrecerles alternativas de participación en el rediseño de una verdadera reforma educativa en México valorando su aportación con justas remuneraciones, si realmente somos gente ilustrada?
Estas, y muchas preguntas más surgen en mi mente al analizar los elementos que toca Kant en su ensayo ¿Qué es la Ilustración? Tratando de aplicarlo a nuestra actualidad.



[1] Ensayo “¿Qué es la Ilustración? Emanuel Kant, Centro Virtual Cervantes, Rinconete, compilado por Alberto Montaner el 2 de febrero de 2016 http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/febrero_16/02022016_01.htm
[2]  El término Unmündigkeit se presta a varias traducciones en castellano, pero todas ellas hacen referencia a una cierta "inmadurez" de quien predica tal término. Lo hemos traducido por "minoría de edad", conservando así según nuestra opinión, toda la carga semántica que tiene el término en alemán. Sin embargo, en otros contextos hemos preferido las palabras "dependencia"; o "no emancipación". Por el contrario, el término Mündigkeit , que traducimos por "mayoría de edad" por seguir con le metáfora kantiana, podría traducirse en todos los casos por "emancipación".
[3]  Del latín, mayor de edad por naturaleza (físicamente), mientras que intelectualmente continúa siendo menor de edad.
[4] Immanuel Kant: Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784)

No hay comentarios:

Publicar un comentario