jueves, 7 de julio de 2016

Tercera Apología de Sócrates

“Habiendo sido condenado a muerte, Sócrates dirige a sus jueces la siguiente alocución
… Lo que me ha faltado para librarme no han sido discursos, sino la audacia, la desvergüenza, la cobardía de haceros oír lo que os hubiera sido más agradable; es decir, el ver a Sócrates llorando, gimiendo, haciendo y exclamando cosas indignas de mí; en una palabra, todo lo que estáis habituados a oír a otros acusados.
Hay muchos medios de escapar de la muerte. Pero no olvidéis, jueces, que lo verdaderamente difícil no es el escapar de la muerte, sino el escaparse de obrar mal… Si la muerte es, en efecto, el tránsito de un lugar a otro, si es cierto que allí, como dicen, se reúnen todos los que murieron, ¿podríamos imaginar algo mejor? Tengo por evidente que lo mejor para mí es morir y librarme de este momento de toda pena.
No obstante, y a pesar de ello, tan solo una cosa les pido: cuando mis hijos sean ya hombres, castigadles atormentándoles como yo os atormentaba a vosotros en cuanto creáis advertir que se preocupan del dinero o de cualquier cosa que no sea la virtud. Y si se atribuyen méritos que no tienen    , morigeradlos (corregidlos, mesuradlos), como yo os morigeraba a vosotros…” [1]



[1] P.24-26 Los Diálogos de Platón, Edit. Época S.A. de C.V.      

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