martes, 8 de agosto de 2017

¿Es realmente un problema la devaluación actual de la filosofía? Por qué estudiar filosofía en la actualidad 5a pte. 2.


2.  ¿Es realmente un problema la devaluación actual de la filosofía?

El hecho de que en nuestra época predominen lo automático y lo externo, tiende a restarle importancia a disciplinas profundas, como la filosofía. que estudia las raíces de los saberes, tendencias y conexiones del pensamiento. 
Dichas influencias externas también inciden en el ánimo de los mismos filósofos, ya que como no hay la valoración adecuada de su disciplina, en la misma escala se tasa económicamente la remuneración de ellos, y por lo mismo, éstos tienden o a adaptarse al sistema para poder suplir sus necesidades básicas, o al menos a dejar lo crítico de su oficio a un lado para no perder aceptación o prestigio, convirtiéndose en meros repetidores de lo ya pensado en otras latitudes, evadiendo, condenando y/o descalificando la sabiduría práctica (phronesis), la práctica coherente con lo pensado y concluido, (praxis) y la coherencia de la interioridad con la exterioridad (parresía), que pudiera poner en riesgo o incomodar su status quo.
Privan así al pueblo del beneficio que la contundencia del filósofo traería en forma de cambios sustanciales a la sociedad en que vivimos, como lo vimos con Quetzalcóatl, Netzahualcóyotl, Vasconcelos y los griegos. 
Esta dinámica deja un vacío que acarrea consecuencias de desequilibrio colectivo de manera que las más populares reflexiones filosóficas las tienen que hacer otras disciplinas como la lingüística, la historiografía, la psicología, etc., y por lo mismo dejan la marca de sus limitantes particularidades respectivas en la percepción filosófica moderna cayendo en exageraciones como el decidir encerrar el universo[1] filosófico en una glosa o una pulsación nerviosa, el literalismo[2], el historicismo, el fanatismo o fundamentalismo no sólo religiosos, el echarle la culpa de todos los excesos del comportamiento humano a las glándulas; y desde allí concluir que ya no hay finalidad, principio ni sentido en lo que existe por el sólo hecho de que se ha descubierto una razón egoísta en la base de la cosmovisión civilizatoria de occidente.[3] 
Pero ¿será sensato concluir que porque las cosas no existen para el ser humano como se pensó por siglos, han, por esa razón, perdido todo propósito, sentido y finalidad?
Como es la filosofía una ciencia libre según Aristóteles[4], que no podemos controlar ni ajustar ni utilizar para suplir nuestras necesidades físicas elementales, tendemos a descartarla. Pero ese “saber por el solo gusto de saber”[5], cuando se le atiende, genera cambios sustanciales que siguen marcando las pautas de las épocas.

En la actualidad, en la que la valoración del ser humano ha sido reducida a lo que produce, a lo que tiene, o a lo que hace, al dejarse menospreciar por los regímenes que lo han despersonalizado, convertido en máquina, automatizado y reducido aún a mero desperdicio cuando ya no funciona, es cuando la filosofía debiera visualizarse como una de las más necesarias disciplinas, antes que todas las universidades opten por convertirse en “universidades tecnológicas” y se extinga esta veta de oro, o quede sepultada irremediablemente.

Además, hay asuntos inquietantes que son las opiniones burlescas y limitantes impuestas por otras disciplinas acerca de la filosofía, que, como la esclava Tracia a Tales de Mileto, siguen viéndola como algo menospreciable. Cito:

“Cómo, oh Teodoro, se dice que una aguda y graciosa esclava tracia se burló de Tales, porque, mientras observaba las estrellas y miraba hacia arriba se cayó en un pozo; ávido por observar las cosas del cielo, le pasaban desapercibidas las que estaban detrás de él y delante de sus pies”.[6]

Desde el campo de la educación algunos académicos opinan lo siguiente:

·         “La filosofía, como tal es un parásito de la teoría”[7]

·         “La tarea del filósofo es terapéutica; no consiste en resolver los problemas, sino en demostrar que lo que se había tomado como problema de ninguna manera lo es. […] Por tanto, el filósofo puede encontrar ocupación al tratar estos problemas tradicionalmente como filosóficos […] la filosofía continuaría existiendo, pero sólo devorando su capital de errores pasados; no tendría nada positivo que contribuir […] la filosofía, en su calidad de disciplina secundaria, se interesa no en el objeto de conocimiento de las disciplinas de primer orden, sino en el medio por el que se conducen; esto es, en el discurso que les es peculiar”.[8]

·         Dice Nicolás Abbagnano en el prefacio a la 1ª. edición italiana de su libro Historia de la Filosofía:[9] “Todavía subsiste hoy el prejuicio de que la filosofía se afana en torno a problemas que no tienen la más mínima relación con la existencia humana, y de que se mantiene encerrada en una esfera lejana e inaccesible a la que no llegan las aspiraciones ni las necesidades de los hombres”.[10]
“Y junto a este prejuicio está el otro de que la historia de la filosofía es un panorama desconcertante de opiniones que se amontonan y se contraponen, privadas de un hilo conductor que sirva de orientación para los problemas de la vida”.[11]




[1] En referencia a los constituyentes básicos de la filosofía: metáfísica, ética, estética, epistemología, lógica.
[2] Todos los “ismos” aquí mencionados representan exageraciones.
[3] Spinoza, Baruch de, “Apéndice del libro I” en Ética demostrada según el orden geométrico, [Intro., trad. y notas de Vidal Peña], Ediciones Orbis, S.A., España, 1980, [s.p]. http://www.unclick.com.ar/libros_sociales2.htm.
[4] Op. Cit., Aristóteles, p.29.
[5] la etimología de la palabra filosofía viene de la palabra griega philos=amor, que a su vez podría provenir de la indoeuropea bhlili=armonía, amor y shophos griego de una raíz egipcia que significa aprender. Parafraseado de “Filosofía” en Etimologías de Chile. Net, miércoles, 1 de febrero de 2017, http://etimologias.dechile.net/?filosofi.a
[6] “72 Platón, Teeteto 174 A”. en Ibid. p.91.
[7] Moore, T. W., Filosofía de la Educación, [Trad. Francisco Cabrera Ramos], 2ª. ed., 2ª reimp., México, Trillas, 2009, p.16.
[8] Langford, Glenn, Filosofía y Educación, [Trad. Dra. Rufina Bórquez], Publicaciones Cultural S.A., México, 1976, pp. 19-21.
[9] “Prefacio a la primera edición italiana” en Abbagnano, Nicolás, Historia de la Filosofía, Volumen I, [Trad.de Juan Estelrich y J. Pérez Ballestar], 4ª. ed., 5ª reimp., Hora S.A., Barcelona, 1994. P. 5
[11] Idem.

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