Otro filósofo que al recibir el cargo
máximo de la Secretaría de Educación en el país desencadena una avalancha de
acontecimientos favorables a la educación, es José Vasconcelos. Las escuelas
pasan de ocho mil a trece mil quinientas, los maestros de diecisiete mil a
veintiséis mil y los alumnos de seiscientos mil a un millón. Se genera la
Secretaría de Educación Pública en 1921 con dos divisiones temporales: la
enseñanza indígena y la alfabetización, se promueven las bellas artes; se establecen
escuelas primarias y secundarias urbanas y rurales por todos los rincones del
país; se crean escuelas técnicas, de investigación, de talleres y oficios,
huertos, granjas. Al normalista lo hace universitario, se implementan bibliotecas
en diferentes lugares, y muchas cosas más. [1]
Continúa diciendo el comentarista de la Introducción a la obra recién
mencionada de la Antología de textos sobre educación, de Vasconcelos:
DE LA FILOSOFÍA A LA EDUCACIÓN
Todo sistema pedagógico está marcado por
una elección, la de un proyecto de hombre y de sociedad, Al asumir una
concepción del hombre, el educador define su punto de partida y su metodología
y determina su objetivo, la serie de valores, el ideal humano que pretende
alcanzar. José Vasconcelos concibe la educación como la puesta en práctica de
una filosofía; de ahí la importancia de referirnos a su obra filosófica para
intentar dar un marco a su pensamiento pedagógico y a su obra educativa,
"Forma parte de tal esencia de la filosofía ser un pensamiento que nace de
nuevo en cada filósofo como resultado de colocarse ante el mundo como el primer
hombre que lo hace objeto de su meditación.” [2]
Para él, filosofar es una forma de
acercarse a todos los rincones de la existencia con la finalidad de
"descubrir un sentido en el caos y una dirección en las corrientes".[3]
Se
propone la tarea de revisar e integrar en un cuerpo unitario el saber válido de
todos los tiempos y dar unidad a la totalidad de la existencia a través de un
sistema filosófico. José Sánchez Villaseñor sintetiza así el esquema filosófico
de Vasconcelos: "En el triple molde de lo físico, lo ético y lo estético,
vierte toda la realidad existencial. La existencia como realidad funda la
metafísica, en cuanto acción, crea la ética, y emparentada con lo absoluto, da
origen a la estética".[4]
En la
búsqueda de un método para conocer la realidad existencial desconfía de la
razón. "La razón no sabe de síntesis ya que pensar es disociar, dividir,
la inteligencia llega necesariamente a lo absurdo porque se funda en él. El
pensamiento no capta la esencia de lo real, antes estabiliza, solidifica y mata
la realidad." Aspira a la unidad de lo absoluto, de ahí que rechace el
instrumento de la dialéctica. Centra su discurso en la metáfora de la existencia
como unidad sinfónica.[5]
La dialéctica es una especie de pentagrama
relativamente fijo, indispensable para dar colocación y valor a las notas, pero
en sí mismo meramente formal y vacío; la ley moral sería entonces esa suerte de
disciplina que integra el sonido musical negando valor a los sones que no
alcanzan cierta altura o cierto timbre; ética simplemente constructora de
valores, pero la verdadera expresión y plenitud del sonido sólo se revela en
los temas y se complementa en los conjuntos; tal es la estética.[6]
[1] Paráfrasis de “Introducción, 1921-1924” en
Vasconcelos, José, Antología de textos sobre educación, Editorial
Trillas, México, 2009, pp.18-23, (Biblioteca José Vasconcelos 21).
[2] Ramos, Samuel, Historia de la filosofía en México, Imprenta Universitaria,
México, 1943, p. 144.
[3] Vasconcelos, José, “Ética”, en Obras
completas, Ed. Libreros Mexicanos, México, tomo III, p. 309. 1958.
[4] Sánchez Villaseñor, José, El sistema filosófico de Vasconcelos,
Polis, México, 1939, p. 11
[5] Vasconcelos, Antología… op. cit., p.16
[6] Vasconcelos, Obras... op. cit., tomo
III, pp. 515y 516.
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