miércoles, 18 de mayo de 2016

"¡Qué Diferencia!" KIERKEGAARD, Sören, Las Obras del Amor




“¡Qué diferencia entre aquel juego de fuerzas del sentimiento y del instinto y de la inclinación y de la pasión, en una palabra, de la inmediatez, aquella gloria de la poesía, cantada en sonrisa en lágrimas, en anhelo o en añoranza, qué diferencia entre esto y la seriedad de la eternidad, de la prescripción, en espíritu y verdad, en sinceridad y abnegación! Pero la ingratitud humana, ¡ah!, ¡qué flaca es su memoria! Porque lo supremo se le ofrece hoy a cada cual, se lo toma como si fuese nada, no se le saca ningún gusto, ni siquiera hacerse eco de su cara condición, justamente como si lo supremo perdiera algo por el hecho de que todos tienen o pudieran tener lo mismo”[1]

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