1. ¿Cómo seguimos sustentado
el moderno docetismo de que basta con tener una ética cristiana interior y
personal, que no toque tierra ni carne política, social, étnica ni mucho menos
económica ya que todo eso es “mundano” y está fuera del radio de acción de la
fe y de la iglesia? ¿No es mero docetismo el vivir en la apariencia de lo que
es el cristianismo, pero reducido al mero concepto descarnado de la realidad de
la que se supone que es sal y luz?
2. ¿Qué hacemos con el tipo
de iglesia desubicada que no admite comunidad y que deliberadamente escoge que
su congregación se forme de miembros geográficamente distantes para que por ese
solo hecho se vean limitados a interactuar verdaderamente como comunidad de fe
y amor, que serían pilares de cualquier comunidad cristiana real, y así negar
el peso de responsabilidad que implicaría la implementación del Reino de Dios
en la carne y sangre de lo que sería una vida comunitaria real?
3. ¿Y la descarnada salvación
que esperamos, que no nos salva de ningún pecado social como son la injusticia,
el orgullo, la envidia, el egoísmo, el adulterio, la pederastia, el desamor,
sino sólo del castigo eterno? Pero decimos que “somos salvos” y además que
“nunca podemos perder tal salvación” por más que hagamos. ¿No es esto mera
ingenuidad y engaño negadores de la verdadera encarnación de Cristo en nuestras
vidas, lo cual sería nuestra verdadera salvación?
No hay comentarios:
Publicar un comentario