miércoles, 13 de enero de 2016

¿Lo que Pablo Tuvo por Basura para Ganar a Cristo, lo Vamos a Tener Nosotros por Tesoro para Perderlo?


Pablo decía:

“Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” [1] 

La pregunta es:

¿Lo que Pablo tuvo por basura, lo vamos a tener nosotros por tesoro para perder a Cristo? 

Esos criterios meramente humanos que constituían el orgullo de Pablo en su juventud van a sustituir a Jesucristo en nuestra vida y llegar a significar más que Él.

¿Es esto creer que la encarnación de Jesucristo tanto histórica como actual tiene algún valor, o realmente valen más a nuestros ojos las cosas de este mundo?



[1] (Flp 3:4-8)

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