jueves, 31 de diciembre de 2015

Sin Perder la Perspectiva del Creador



La confección, entretejido, sincronía, armonía, melodía, y diseño del cosmos es tan tremendamente hermoso y afinado al nanosegundo exponenciado de precisión, que es difícil no quedarse allí pasmado en la vida y no preguntar por el Inventor, Sustentador y Consumador de todo... de allí las palabras "No améis al cosmos, ni las cosas que están en el cosmos. Si alguno ama al cosmos, el amor del Padre no está en él". [1] 

Con razón Demócrito de Abdera se sacó los ojos ante el bello jardín para que el espectáculo no lo distrajera.

Al descubrir al Creador, con Él vienen la vida, la luz, el amor, la alegría, y como si fuera poco, también el propósito eterno para el que fuimos deseñados cada uno de los seres humanos. Sin ello, estamos perdidos y muertos. Se puede decir que no existimos, sólo estamos allí. 

Que este nuevo año nos arda dentro el Fuego Eterno que ha armonizado sincrónicamente los propósitos de todas las épocas prefigurando la creativa y maravillosa obra del Arquitecto del Universo que ya se asoma, aún a pesar de nuestras incongruencias y atrocidades humanas, y sobre todo esto la alegría de que nos vamos a encontrar con Él cara a cara.

 ¡Sencillamente maravilloso!

Feliz Año.





[1] (1Jn 2:15 retomando la palabra “cosmos” de los manuscritos griegos para "mundo", para no perder perspectiva).  

Que se nos va el Tiempo Incierto




Que se nos va el Tiempo Incierto

Que se nos va el tiempo incierto y no creo que volverá.
Presente, casi pasado, sin futuro como tal.

Cronos se sigue tragando a los que creen su deidad,
Y trae checando tarjeta como a media humanidad.

No sé qué le ven al tiempo existiendo eternidad,
Záfate de sus dominios, o si no, te tragará.

Vivamos para Él que Vive, no para lo temporal,
Pues quién confunde este encierro, se pierde la realidad.

Feliz tu tiempo presente si vives de la verdad
¡Alza tu vuelo, oh oruga, monarca de Michoacán!

Que se arrastren las lombrices. ¡Tú eres llamado a volar!
No a aletear como gallina, mas cual águila, planear.

¿Qué estás haciendo en el polvo si el Mesías vino ya?
Hasta los reyes supieron, y vinieron a adorar.

¿Dónde has estado escondido que no te hemos visto entrar?
Suéltate de los Herodes que matan para reinar.

Pues sólo a humildes pastores: paz y buena voluntad.
También al burro y la vaca, que a veces comprenden más.

Pero a los muy muy religiosos se les fue la Navidad
Y ellos seguían ocupados sólo en cumplir el ritual.

Olvidando el contenido, traicionaron la verdad
Y acabaron rechazando a Quién creían adorar.

Así ocurren estas cosas, mi buen amigo, en verdad,
Así que hay que huir del signo y ¡entrarle a la realidad!

martes, 29 de diciembre de 2015

Jesucristo Encarnado o Cristo Según la Carne 1a. Parte

El corazón de la Teología es la Cristología, y la encarnación de Jesucristo uno de sus nodos fundamentales. Vale la pena cualquier esfuerzo de investigación y clarificación que se haga al respecto. Es un tema central, por lo que la excentricidad de ello conlleva graves consecuencias.
Hemos escogido por título una disyuntiva que para muchos es similar, pero analizándola más de cerca, es tan distante como el cielo de la tierra. Veamos:
Jesucristo Encarnado:
Quizás ayuden algunas expresiones sinónimas alternativas a este punto para ver con claridad de qué estamos hablando. Dios hecho un ser humano auténtico, el Eterno reducido al tiempo, El Infinito a la finitud… un misterio, sí, más no por eso deja de ser real, y no sólo real, sino el camino escogido por Dios todopoderoso para dársenos a conocer y empatizar con nosotros en todo hasta la resolución de todos y cada uno de nuestros problemas. Es tan importante y fundamental este asunto que hay sentencias alarmantes en las Sagradas Escrituras a quién trate de ensombrecer dicha realidad. Dice la Escritura:
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” [1]
“Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.” [2]
Empezaremos por hacer notar la palabra “confiesa” que es ὁμολογεῖ en griego en la primera cita proviene de homo: igual o similar y logos: palabra, razón, verbo, discurso; tiene connotaciones no sólo de confesar las mismas palabras o profesar conceptos, sino de actuar con la misma o similar razón o actitud de fondo que el que ejecutó la acción. Por decirlo así, nos habla de tener la misma actitud que hubo en Cristo Jesús: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”[3] Es decir: Coincidir en el fondo no sólo en la forma con Cristo Jesús en su humillación, en su encarnación. A saber: no sólo confesar sino vivir su encarnación en y a través de nosotros en nuestro entorno.
En el segundo versículo la palabra “confiesan” ὁμολογοῦντες es ya un participio en caso nominativo que puede traducirse como gerundio[4] y que con lo que mencionamos en el párrafo anterior sobre sus raíces homo y logos bien pudiéramos considerar la posibilidad de la siguiente aproximación al sentido del texto de II Juan 1:7 sin salirnos de las implicaciones naturales de la Escritura, aunque en forma sea una especie de paráfrasis:
“Porque muchos engañadores han salido por el mundo (no coincidiendo ni en espíritu ni palabra) con Jesucristo venido en carne”[5]
Parecen decir estas dos primeras citas bíblicas que, si queda alguien fuera del rango del creer en la encarnación del Hijo de Dios, sencillamente queda fuera del cristianismo y se convierte en un anticristo. Aclaremos pues las cosas, no sea que por esta oscuridad o ambigüedad de creencias nos perdamos la comunión con el Hijo de Dios y con sus hijos, y acabemos “dando coces contra el aguijón”[6] como Pablo, luchando contra el mismo Cristo, y por no tomar en cuenta este asunto fundamental de la doctrina cristiana, caigamos y sigamos cayendo como muchos en la historia, en los mismos errores que se dieron en los primeros siglos.


[1] (1Jn 4:2-3) RV
[2] (2Jn 1:7)
[3] (Flp 2:5-8)
[4] Cuando se encuentra en caso nominativo según dice la catedrática de la UNAM Lourdes Rojas Álvarez Rojas, Lourdes. En su libro Iniciación al Griego p. 512 No.1
[5] (2Jn 1:7)
[6] Hch. 26:14 Per
[2] (2Jn 1:7)