domingo, 31 de julio de 2016

¿Cuáles son los Retos de la Filosofía en la Actualidad?

El día de hoy, el panorama tanto para la filosofía, como para las letras, y en general para las humanidades, se ve muy triste, si se le compara con la importancia que se les da a otras disciplinas. Sin embargo, como son saberes trascendentales, existe aún la esperanza de hacerlos resurgir, así sea desde la raíz.
La filosofía es especie en peligro de extinción dado el avasallamiento del utilitarismo actual, y es difícil, aún para el filósofo mismo, ver a profundidad la gran importancia de su propia disciplina ya que la mayor parte de las connotaciones con que la gente se refiere a ella son peyorativas y hasta degradantes.
Las letras quizás se defienden un poco más, pero la sentencia de muerte a todas las humanidades parece surcar los aires.
Como para Sócrates[1], que no aceptó callarse, seguramente el ambiente será difícil para las humanidades; pero él, dignamente, aceptó beber la injusticia contra su inocencia en su propia persona, y allí acalló el grito de la falsa sensatez de sus acusadores que llamaban crimen a una sabiduría que no alcanzaron a comprender. Con su silencio y muerte, proclamó mucho más fuerte que las palabras, a generaciones por venir, la importancia de la humildad de la verdadera filosofía a través de sus discípulos, que son pilares de la cultura occidental. Sócrates sabía que la sabiduría no le pertenecía, ni podía jactarse de ella, pues le había llegado como un regalo desde fuera a través de una mujer: Diótima,[2] y esto: no griega sino extranjera, echando por tierra toda jactancia étnica y de género tan comunes en su época; y desde dentro se decía inspirado por un Espíritu del Dios[3] que lo había comisionado a filosofar y denunciar las anomalías de su época, y estaba dispuesto a hacerlo, así le costara la vida. ¡Qué reto se le ocurrió dejarnos!
¿Será que la filosofía necesita aceptar su naturaleza paradójica[4], dialéctica y prodigiosa y no caer en el juego del sistema actual, ni en la postura insignificante que éste insiste en asignarle, dónde ella le tiene que pedir limosnas para sobrevivir, y así vivir preocupada y ocupada del pan para que no tenga ni tiempo ni pensamiento para involucrarse en las decisiones de peso tanto nacionales como internacionales?
¿Qué no es de la filosofía entender a fondo la importancia de su papel social y lanzarse a su cumplimiento? ¿Y si este movimiento de “continua reaprehensión del mundo” al que llama verdadera “revolución” Lyotard,[5] le trajera la enemistad de sus contemporáneos al sentir que tiembla la estabilidad del edificio que estamos edificando y pusiera en riesgo aún ese ínfimo sitio que le concede la actualidad? ¿Y si ve que se le mueve con ello el tapete de sus propios postulados más modernos y hasta ahora tomados como base, estará dispuesta la filosofía a cambiar postura y rumbo como han tenido que hacerlo los que lograron un cambio real en el pasado?
Aunque la docencia es un loable camino para la filosofía hacia donde aspirar, y con mucho futuro por estar allí las mentes frescas y nuevas que gobernarán el país dentro de poco, quisiera creer que no es el único camino laboral para el filósofo.
Aunque la investigación filosófica es encomiable y debido a ella los nuevos retos pueden analizarse con seriedad, ¿será también posible que necesite ponerse su producto tan rico y elaborado en términos digeribles para el grueso de la población? Quiero soñar que sí, y el reto en puerta sería sacar de las aulas las investigaciones actuales y buscar su implementación.
Quizás como un sonámbulo es considerado extraño, pues camina soñando, así sinceramente me siento yo anhelando el día cuando los “pensadores del sentido y la finalidad” que son los filósofos, ocupen el Senado a favor del pueblo, aconsejen a la Suprema Corte de Justicia, tengan voz y voto en el rediseño del Sistema Educativo en el país, escriban los artículos editoriales de los principales diarios, sean los comentaristas frecuentes de los principales medios de difusión, sean el equipo consultor que aconseje a los medios qué publicar y cómo, para no perder el rumbo de la justicia social ni el del bien común en la nación, y ya no sean utilizados para enajenar, sino para concienciar.
Añoro el día en que las letras mexicanas se llenen de filosofía limpia y pura, que el arte vuelva a la razón y no tenga que entretener para subsistir sino que haya lo suficiente para regresar a la verdadera creatividad.
Si no como gobernante directamente, sí el filósofo debería ser tomado en cuenta como consejero presidencial o gubernamental, y crearse puestos para ello en el país, en lugar de tirar la plata en diputados y senadores que cobran millonadas por dormir; creo que el país sería altamente beneficiado, con cambios así.
Aún en el ámbito de la docencia, creo yo que la filosofía debía introducirse desde la primaria al igual que los idiomas antiguos en que ha sido escrita a través de las épocas, e ir gradualmente integrándola en el plan de estudio de las secundarias y preparatorias para que la educación recupere la sal del sentido y la alegría de aprender encienda la antorcha de la ilustración que, por la forma como son tratados los maestros, no estoy tan seguro de que ya haya llegado a nuestro país, al menos no en el aspecto de la responsabilidad y la mayoría de edad de la que hablaba Kant.[6]
A mi pobre opinión, no veo por qué no podrían aspirar los filósofos a ser embajadores de México en otros países ya que poseen la sensibilidad cultural necesaria y los conocimientos de raíz de la problemática internacional.
Creo yo que uno de los retos mayores para los filósofos es renunciar a seguirse valorando con la escala del mercado que nos domina, en el sentido de que la gente parece pensar que los filósofos son “locos innecesarios”, y empezar por valorarse desde dentro con la verdad de su dignidad e importancia reales, pues quizá en sus manos esté el rescate del timón del barco del país que a corto plazo parece que quiere colisionarse con el glaciar de la ruina.
Alvaro Fernández Sánchez



[1] P.19 Los Diálogos de Platón, Edit. Época S.A. de C.V.
[2] P. 244-265, 201d-212d, Los Diálogos de Platón III, El Banquete, Editorial Gredos, 1988
[3] P.19 Los Diálogos de Platón, Edit. Época S.A. de C.V.

[4] Kohan, Walter, Filosofía, La paradoja de Aprender y Enseñar, Libros del Zorzal, 2008
[5] P. 27 Lyotard, Jean-Françoise, ¿Por qué Filosofar?, Paidós /I.C.E- U.A.B.
[6]  Immanuel Kant: Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784)

jueves, 21 de julio de 2016

Responsabilidad de Saber. Reflexión personal en torno al ensayo de Kant ¿Qué es la Ilustración?


Immanuel Kant: 
Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784) 



Al acceder al conocimiento, el ser humano corre el riesgo de mal-utilizarlo en relación con sus semejantes al no respetar las proporciones de los elementos que lo mantienen en equilibrio y propiciar así el exceso y el abuso. Lo que ocurre con el saber de la época de la ilustración es un ejemplo de cómo se puede perder el propósito de algo al grado que puede producir el efecto precisamente opuesto, es decir que, buscando la emancipación personal de tutores en todos los campos, por olvidar la responsabilidad de saber, cae en el mismo error que procuraba evitar utilizando el saber como bandera para esclavizar a otros, cuando su objetivo era precisamente la emancipación.
Desde 1784 había dicho Kant en su ensayo ¿Qué es la ilustración?:
“Ilustración es la salida del hombre de su inmadurez autoimpuesta. Inmadurez es la incapacidad de emplear el entendimiento propio sin la guía de otro. Él mismo es responsable de esa inmadurez, cuando la propia causa no radica en la falta de entendimiento, sino de resolución y coraje para usar por sí mismo del suyo sin la guía de otro. Sapere aude! [‘¡Atrévete a saber’, Horacio,Epistulæ, II, 2, 40]. ¡Ten el coraje de usar de tu propio entendimiento! es también la divisa de la Ilustración”
 “El término alemán constituye un deverbal de aufklären, que a su vez es un compuesto del adjetivo klar, ‘claro, brillante, transparente’, y, en el lenguaje marinero, ‘listo, preparado’ (klar zum Gefecht, ‘listo para el combate’; klar zur Landung, ‘listo para el desembarco’)”. [1]
Da la impresión de poner el énfasis no sólo en atreverse a saber, sino en prepararse con ello para la emancipación, para luchar, para brillar, para alumbrar a otros también.
Lo que dice enseguida es aún más contundente:
“La pereza y la cobardía son las causas de que una gran parte de los hombres permanezca, gustosamente, en minoría de edad[2] a lo largo de la vida, a pesar de que hace ya tiempo la naturaleza los liberó de dirección ajena (naturaliter majorennes):[3] y por eso es tan fácil para otros erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico que me prescribe la dieta, etc, entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar: otro asumirá por mi tan fastidiosa tarea. Aquellos tutores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la tarea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado peligrosos para la mayoría de los hombres (y entre ellos todo el bello sexo). Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente que estas pacíficas criaturas no puedan atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues ellos aprenderían a caminar solo después de cuantas caídas: sin embargo, un ejemplo de tal naturaleza les asusta y, por lo general, les hace desistir de todo intento.
Por tanto, es difícil para todo individuo lograr salir de esa minoría de edad, casi convertida ya en naturaleza suya. Incluso le ha tomado afición y se siente realmente incapaz de valerse de su propio entendimiento, porque nunca se le ha dejado hacer dicho ensayo. Principios y formulas, instrumentos mecánicos de uso racional -o más bien abuso- de sus dotes naturales, son los grilletes de una permanente minoría de edad. Quien se desprendiera de ellos apenas daría un salto inseguro para salvar la más pequeña zanja, porque no está habituado a tales movimientos libres. Por eso, pocos son los que, por esfuerzo del propio espíritu, han conseguido salir de esa minoría de edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro”. [4]
En general vemos que un alto porcentaje de los humanos escogemos mal utilizar los conocimientos cegándonos con ellos en lugar de alumbrarnos. Como ejemplos de ello podemos ver el énfasis en lo científico que lleva naciones enteras a desarrollar armas cada vez más sofisticadas que acaben autodestruyendo el planeta. ¿Cómo podemos llamar a esto ilustración? ¿Cómo en el nombre de la educación se automatiza cada vez más al ser humano al grado que el mejor profesionista es ahora el que no tiene tiempo ni para desarrollar una vida familiar ni social naturales? ¿Cómo ya casi no hay lugar para las humanidades en las universidades si es a raíz de las primeras que aparecieron las segundas? ¿Qué iluminación es ésta que nos lleva a escoger los candidatos menos capacitados para gobernarnos? ¿Cómo a estas alturas tenemos la necesidad de que nos sigan marcando la pauta los tutores extranjeros? ¿Por qué como hijos de padres divorciados el avance de la modernidad no ha logrado la armonía social entre estado e iglesia sin la dominación, anulación o exterminación de alguno de los dos; con el perjuicio a la gente que esto conlleva ya que ambos atienden aspectos distintos de la necesidad humana? ¿Cómo es ilustración el exterminio? ¿Cómo una sociedad que se considera civilizada como la nuestra llegó a una valoración tal de sus ilustradores por excelencia que son los maestros a considerarlos los dignos de menores remuneraciones por su trabajo, y más aún a querer reducirlos aún? ¿Cómo nuestro sistema educativo presenta teorías como dogmas sin siquiera dar opción a que el alumno examine las varias propuestas y él sea el que piense por sí mismo decidiendo lo que es correcto?
¿Por qué hay tan poco apoyo a las artes y tan poca remuneración para los artistas si en verdad se ha llegado a valorar la ilustración? ¿Por qué se desperdician la experiencias de tantos de maestros jubilados dejándolos que se marchiten aislados en lugar de ofrecerles alternativas de participación en el rediseño de una verdadera reforma educativa en México valorando su aportación con justas remuneraciones, si realmente somos gente ilustrada?
Estas, y muchas preguntas más surgen en mi mente al analizar los elementos que toca Kant en su ensayo ¿Qué es la Ilustración? Tratando de aplicarlo a nuestra actualidad.



[1] Ensayo “¿Qué es la Ilustración? Emanuel Kant, Centro Virtual Cervantes, Rinconete, compilado por Alberto Montaner el 2 de febrero de 2016 http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/febrero_16/02022016_01.htm
[2]  El término Unmündigkeit se presta a varias traducciones en castellano, pero todas ellas hacen referencia a una cierta "inmadurez" de quien predica tal término. Lo hemos traducido por "minoría de edad", conservando así según nuestra opinión, toda la carga semántica que tiene el término en alemán. Sin embargo, en otros contextos hemos preferido las palabras "dependencia"; o "no emancipación". Por el contrario, el término Mündigkeit , que traducimos por "mayoría de edad" por seguir con le metáfora kantiana, podría traducirse en todos los casos por "emancipación".
[3]  Del latín, mayor de edad por naturaleza (físicamente), mientras que intelectualmente continúa siendo menor de edad.
[4] Immanuel Kant: Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784)

miércoles, 20 de julio de 2016

The Awesomeness of His Majestic Presence. Alvaro Fernández S.

“Some of the Pharisees asked Jesus, "When will God's kingdom come?" Jesus answered, "God's kingdom is coming, but not in a way that you can see it. People will not say, 'Look, God's kingdom is here!' or 'There it is!' No, God's kingdom is here with you."[1]
But sure enough, they could not see it, it was veiled with human flesh in front of their own eyes. The kingdom of God is not a physical place, although it occupies one, nor is it an imaginary country, but a higher realm of reality, imperceptible to the natural man but most assuredly apprehensible through God’s appointed means and terms.
The “kingdom of God” refers rather to the realm of his kingship, the majesty of his sovereignty, the absoluteness of his undisputable authority; the plenteousness of God’s personal diversity and the plethora of His unity, the exuberance of His torrential love, the magnificence of His benevolence, the splendor of His vigorous, harmonious and congruent character, the extreme beauty of His freely chosen righteousness, the splendid brilliance of His illustriousness, the profound acuteness and humble disposition of His wisdom,  The palpitating synergy and melodious symphony of the ever-emerging creativity of His artisan-ship, The awesomeness of His majestic presence, the splendorous glory of His dignity and impressing demeanor of the King of the universe, the astonishing sphere of His unique omnipotence, the breathtaking wonder of His respectful rule, The mysterious paradox of His sublime meekness, the unexpected dimension of His ever present spirituality, the honorable comportment of His astounding incarnation, the ingenious hiddenness of all of this, behind the human who was before their eyes and whose name was Jesus, God’s ambassador dressed in poverty, with no human license of any sort to prove what he would say, no army to protect him or prove he was the One. Simple folks would believe him, but who from the high class would dare to risk position for the sake of identifying with this simple carpenter, unique communicator who would enlighten and give meaning to every facet of life with his Word, but whose own brothers would not believe in Him; controversial Messenger from Heaven clothed with real earth, easy to despise, deny or ignore because of his unleavened humanity as real as any other.
How can you guess or look through him the glory of the otherness and hiddenness of God we have just described?
What is then necessary, -I suppose some humble ones from the multitude would have asked-, to enter and belong to this kingdom of God, to see behind the veil and actually to dwell there?
This is the very question that Nicodemus, a prominent Pharisee, thought; (and many of us have probably asked in our lives at least once), coming one night to Jesus, trying for no one to notice. Jesus answered: from heaven above you must be borne, not from flesh, nor from blood, but from God must you be borne.[2] Unto others both John the Baptist [3] and Jesus himself would preach: “Repent: for the kingdom of heaven is at hand”. [4]
Unfortunately, the word repent does not seem to carry the full meaning of the Greek word it translates which is “meta-noia” that not only means a change of mind but also to transcend it, since the word meta also means beyond, as you can see in the word metaphysics which means beyond physics. So Nicodemus and the rest of us unto whom God’s Kingdom is presented to be at hand, must not only change the natural way of looking at reality but also transcend it by faith and thus enter into God´s dwelling place as new born babes in filial relationship to the living, awesome, powerful God of the Universe trough Jesus Christ his eternal Son. Could not this be  what entering into God’s Kingdom mean.





[1] (Luc 17:19-21)

[2] My paraphrasis of John 3:3-8
[3] Mat 3:2
[4] Mt. 4:17

¿Qué es la Ilustración? Kant

IMMANUEL KANT 

Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784)

 La ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad. 1 La minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento, sin la guía de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de él sin la guía de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí el lema de la ilustración. La pereza y la cobardía con las causas de que una gran parte de los hombres permanezca, gustosamente, en minoría de edad a lo largo de la vida, a pesar de que hace ya tiempo la naturaleza los liberó de dirección ajena (naturaliter majorennes)2 : y por eso es tan fácil para otros erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico que me prescribe la dieta, etc, entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar: otro asumirá por mi tan fastidiosa tarea. Aquellos tutores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la tarea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado peligrosos para la mayoría de los hombres (y entre ellos todo el bello sexo). Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente que estas pacíficas criaturas no pueda atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues ellos aprendería a caminar solo después de cuantas caídas: sin embargo, un ejemplo de tal naturaleza les asusta y, por lo general, les hace desistir de todo intento. Por tanto, es difícil para todo individuo lograr salir de esa minoría de edad, casi convertida ya en naturaleza suya. Incluso le ha tomado afición y se siente realmente incapaz de valerse de su propio entendimiento, porque nunca se le ha dejado hacer dicho ensayo. Principios y formulas, instrumentos mecánicos de uso racional -o más bien abuso- de sus dotes naturales, son los grilletes de una permanente minoría de edad. Quien se desprendiera de ellos apenas daría un salto inseguro para salvar la más pequeña zanja, porque no está habituado a tales movimientos libres. Por eso, pocos son los que, por esfuerzo del propio espíritu, han conseguido salir de esa minoría de edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro.



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1 El término Unmündigkeit se presta a varias traducciones en castellano, pero todas ellas hacen referencia a una cierta "inmadurez" de quien predica la término. Lo hemos traducido por "minoría de edad", conservando así según nuestra opinión, toda la carga semántica que tiene el término en alemán. Sin embargo, en otros contextos hemos preferido las palabras "dependencia"; o "no emancipación". Por el contrario, el término Mündigkeit , que traducimos por "mayoría de edad" por seguir con le metáfora kantiana, podría traducirse en todos los casos por "emancipación". 2 Del latín, mayor de edad por naturaleza (físicamente), mientras que intelectualmente continúa siendo menor de edad.

Fuente: https://geografiaunal.files.wordpress.com/2013/01/kant_ilustracion.pdf
Compilación: Felipe González - País Global

lunes, 18 de julio de 2016

Directores de Inconsciencia Colectiva"

“Antaño los hombres pedían directores de conciencia. Pero la desdicha de los tiempos y el sentimiento de impotencia que experimentan los individuos de nuestro mundo desmesurado, hacen que hoy pidan y se den directores de inconsciencia colectiva”. (p.46; La Pte. del Diablo, D. de Rougemont)

"Nuestro desorden íntimo nos entrega... al nuevo orden de los totalitarios"

“El gigantismo moderno priva a los hombres de la posibilidad de ser y de sentirse responsables en la sociedad y en la política, y en consecuencia de ser libres… nuestro desorden íntimo nos entrega, pues, necesaria e infaliblemente al “nuevo orden” de los totalitarios… mi respuesta es que sólo puede haber un orden sólido y liberal en las pequeñas comunidades, en las ciudades que conservan la medida humana”.


(Reflexiones que hace el autor Denis de Rougemont 40 años después de haber escrito el libro la Parte del Diablo).

domingo, 10 de julio de 2016

"Un bien y un mal no relativos a nuestras ideas... instinto... o interés momentáneo"



"Tenemos que descubrir el absoluto de un bien y de un mal no relativos a nuestras ideas morales, a las sugestiones a veces cegadoras del instinto o a las coacciones del interés momentáneo"





De Rougemont, Denis, La Parte del Diablo p.142, Planeta.


jueves, 7 de julio de 2016

Tercera Apología de Sócrates

“Habiendo sido condenado a muerte, Sócrates dirige a sus jueces la siguiente alocución
… Lo que me ha faltado para librarme no han sido discursos, sino la audacia, la desvergüenza, la cobardía de haceros oír lo que os hubiera sido más agradable; es decir, el ver a Sócrates llorando, gimiendo, haciendo y exclamando cosas indignas de mí; en una palabra, todo lo que estáis habituados a oír a otros acusados.
Hay muchos medios de escapar de la muerte. Pero no olvidéis, jueces, que lo verdaderamente difícil no es el escapar de la muerte, sino el escaparse de obrar mal… Si la muerte es, en efecto, el tránsito de un lugar a otro, si es cierto que allí, como dicen, se reúnen todos los que murieron, ¿podríamos imaginar algo mejor? Tengo por evidente que lo mejor para mí es morir y librarme de este momento de toda pena.
No obstante, y a pesar de ello, tan solo una cosa les pido: cuando mis hijos sean ya hombres, castigadles atormentándoles como yo os atormentaba a vosotros en cuanto creáis advertir que se preocupan del dinero o de cualquier cosa que no sea la virtud. Y si se atribuyen méritos que no tienen    , morigeradlos (corregidlos, mesuradlos), como yo os morigeraba a vosotros…” [1]



[1] P.24-26 Los Diálogos de Platón, Edit. Época S.A. de C.V.      

miércoles, 6 de julio de 2016

2a. Apología de Sócrates

… “Estoy convencido de que a nadie perjudico voluntariamente. Pero también veo que no consigo convenceros… ¿qué tengo que temer? Pagar una multa, he dicho ya que carezco de recursos, y que, por lo tanto, no podría satisfacerla… mis conciudadanos, no habéis podido soportar mis consejos y mis propósitos; si de tal modo os han importunado e irritado que procuráis por los medios que están a vuestro alcance liberaros de ello.
¡Y qué vergüenza, y qué miseria para un hombre de mi edad el dejar mi patria para ir sin cesar de una en otra ciudad siendo arrojado de todas partes!
Porque estoy seguro de que allí donde fuese, los jóvenes vendrían a escucharme, como aquí.
Y claro que a más de uno se le ocurriría decirme: “Pero Sócrates, ¿es que no puedes librarnos de tu presencia retirándote a vivir tranquilo y sin meterte en discutir como acostumbras?” ¡Ah!, precisamente esto es lo que me sería más difícil de haceros comprender a muchos de vosotros.
Claro, que, si tuviese dinero, ofrecería pagar lo que me fuese fácil cumplir, pues esto en nada me perjudicaría. Pero qué hemos de hacerle si no lo tengo. A no ser que consintáis en reducir esta multa a mis posibilidades.”[1]





[1] P.21-23 Los Diálogos de Platón, Edit. Época S.A. de C.V.      

Apología de Sócrates

“Sócrates… te vamos a declarar inculpable –dijeron los jueces-, pero con una condición, que no vuelvas a emplear tu tiempo en examinar, cuál has hecho hasta ahora, a las gentes, ni en filosofar. De otro modo morirás.
-Pues bien- respondió Sócrates-, si trataseis de imponerme esta condición yo os replicaría: muy reconocido os estoy y muchos os estimo, pero antes obedeceré al Dios que a vosotros. Mientras me quede pues un soplo de vida, mientras sea capaz de ello, estad seguros de que no cesaré de filosofar, de exhortaros y de hacer reflexionar a todo aquel de vosotros que se cruce en mi camino.”[1]





[1] P.19 Los Diálogos de Platón, Edit. Época S.A. de C.V.