viernes, 20 de enero de 2017

OPORTUNIDAD EXTRAORDINARIA. (El Concepto de Tiempo de Walter Benjamin)




"DAS ZEIT": Hablando de tiempo se refiere a una oportunidad extraordinaria. Algo así como el kairós de los griegos que interrumpe para bien el continuo krónos marcando indeleblemente algo importante.

Esta expresión alemana que él utiliza significa literalmente “el tiempo”, pero no el tiempo continuo que va corriendo como la historia que hemos antes mencionado sino un tiempo muy particular. Es un momento de suspensión del continuo, de interrupción, de irrupción, de estallido, de detonación, de oportunidad. Ese es el tiempo que forma los hitos tras los que brinca el tigre, son momentos de rescate, de intervención, de redención, de mesianismo, de revolución, de crisis provocada con alto riesgo para el que lo hace. El idioma griego tiene dos palabras que ayudan a distinguir las dos variantes de tiempo del que estamos hablando, krónos: [que provee la etimología de palabras nuestras como cronología, cronómetro, crónica, y por supuesto se refiere al continuum] y kairós que es el tiempo de oportunidad, el das zeit, [el tiempo actual, la interrupción del continuo]; y esto es explicado magistralmente en este video que el Dr. En filosofía e historia, Enrique Dussel, habla sobre Walter Benjamin.[1]


LA DÉBIL FUERZA
Generalmente la persona o grupo de ellas que descubren los problemas mencionados, pertenecen al grupo de los oprimidos y a los que tienen la sartén por el mango. Lo empiezan a atacar e inmediatamente se ubican en gran peligro; todo el sistema opresor se vuelve contra ellos y son vistos como enemigos, como contrarios, como peligrosos y por lo mismo son perseguidos y enjuiciados. Pero ya señalaron algo en la historia de su época que descubrieron como prohibido y un estado de excepción. Ese acontecimiento se transformará en un hito, un parteaguas, una mónada cristalizada, identificable sólo para los que buscan tales elementos históricos e historiográficos en el acontecer y a partir de este tipo de momentos se puede ir hilvanando la historia, pero de otra manera y con otros resultados.
Su texto, plagado de metáforas, habla con fuerza a nuestra situación, por ejemplo, diciendo que debemos andar “a salto de tigre” de hito en hito, por la historia para comprenderla.


[1] Manuel R., El Dr. Enrique Dussel habla sobre Walter Benjamin y la política de la liberación, YouTube video, https://www.youtube.com/watch?v=JuGyjGosmR4#t=29.489297., min 8:35-9:40

jueves, 19 de enero de 2017

El concepto de historia de Walter Benjamin (Cont.)



1.     EL CONCEPTO DE HISTORIA
El Concepto de la Historia de Walter Benjamin publicado en en 1942, a dos años de la muerte de su autor… Se trata de reflexiones que, en 1940, cuando las circunstancias en torno a la guerra le impelen a escribirlas, llevan a su autor a percatarse de que “las había tenido en resguardo consigo mismo, a salvo incluso de él mismo, durante unos veinte años”. Son ideas que envía por correo a su amiga Gretel Adorno, “más como un manojo de hierbas juntado en paseos pensativos”, destinado a un intercambio de ideas íntimo, “que como un conjunto de tesis” que estuviera maduro ya para la publicación y preparado así para absorber el “entusiasta malentendido” que su contenido iba a provocar necesariamente.[1]


Básicamente, W. Benjamin parece estar diciendo que no podemos seguir llamando historia a lo que hasta ahora hemos denominado como tal, porque la que conocemos es sólo la historia de los vencedores, de los dominadores, la cual ensombrece toda la parte de los vencidos, de los oprimidos, de los desheredados. La primera es un continuum perpetuado por los que ostentan el poder a través de las épocas y sus simpatizantes, basado en una idea de progreso, fallido, por cierto, puesto que representa el progreso de unos cuantos. Pero la pregunta surge. ¿cómo entonces descubrir esa otra historia oculta de los desheredados, de los pobres, de los oprimidos?
          Bueno, él, poniéndonos un ejemplo aun en el mismo estilo literario que utiliza que no sigue la secuencia lógica del continuum que utilizan la mayoría de los historiadores y los filósofos, irrumpe con estallidos literarios multidimensionales con matices poliédricos multifacéticos que nos hacen cuando menos pausar lo suficiente para dejarnos la impresión de que las cosas no son tan sencillas como aparecen en la superficie, y que si queremos realmente entender un poco más su pensamiento, implica una atención total y una reflexión profunda que toca todos nuestros fundamentos, por ejemplo:
Quienquiera haya conducido la victoria hasta el día de hoy, participa en el cortejo triunfal en el cual los dominadores actuales pasan sobre aquellos que hoy yacen en tierra. La presa, como ha sido siempre costumbre, es arrastrada en el triunfo. Se la denomina con la expresión: patrimonio cultural. Éste deberá hallar en el materialista histórico un observador distante. Puesto que todo el patrimonio cultural que él abarca con la mirada tiene irremisiblemente un origen en el cual no puede pensar sin horror. Tal patrimonio debe su origen no sólo a la fatiga de los grandes genios que lo han creado, sino también a la esclavitud sin nombre de sus contemporáneos. No existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie. Y puesto que el documento de cultura no es en sí inmune a la barbarie, no lo es tampoco el proceso de la tradición, a través del cual se pasa de lo uno a lo otro. Por lo tanto, el materialista histórico se distancia en la medida de lo posible. Considera que su misión es la de pasar por la historia el cepillo a contrapelo.[2]

Eso de pasar el cepillo a contrapelo por la historia es un arte peligroso y difícil pues obliga a desmontar todo el escenario que han construido los poderosos de todas las épocas y los interesados actuales de que siga este continuum por los beneficios que les aporta. Pero este engaño colectivo se apoya en una sustentación multidisciplinaria que tiene toda una filosofía de base, historiografía seleccionada con tal propósito, un sistema educativo que trasmita la misma perspectiva por generaciones de tal manera que nada cambie para los que están en control y siempre salgan favorecidos a costa de los desamparados y destituidos. Al pasar el cepillo a contrapelo se empiezan a descubrir estos piojos.




[1] Idem.
[2] “Sección VII” en Ibid. s.p.

miércoles, 4 de enero de 2017

Walter Benjamin (Fragmento Introductorio)



Perseguido, sufriente, admirador de Baudelaire, precaria existencia, vida contra corriente, en una indefensión activa, provocada por él mismo… pero con un sueño mayúsculo, proponiéndolo a interlocutores aparentemente inexistentes, en la penumbra de una soledad casi tangible, incomprendido, sacando literalmente fuerza de la debilidad, contradictorio hasta en su ubicación en la vida siendo un judío de familia sionista, pero oprimido, y por lo mismo defensor de los oprimidos ¿Será que su lucha no fue en vano y sus cenizas las trajo la tempestad en que vivió hasta América Latina? Bolívar Echevarría lo describe magistralmente en la introducción que hace de su libro:
…Rasgos típicos de la sociabilidad de alguien que no está en buenos términos con el mundo y que lleva sin duda las de perder. A esto es necesario añadir sus malas relaciones con el dinero que, si bien no le impedían sistemáticamente --como a su héroe, Baudelaire-- “la disposición de las reservas”, el acceso a los objetos de la “alta cultura”, mantenían su vida en una situación de precario bienestar, de inseguridad permanente. Pero esta inadecuación con los usos de su tiempo, con las costumbres de su ciudad, que da a Benjamin la apariencia de alguien anacrónico o excéntrico, no puede verse solamente como un vuelco autodestructivo de sus pulsiones. Se diría, más allá de esto, que es el resultado necesario de una vida que, para afirmarse como tal, tiene que cumplirse contra la corriente, en medio de una propuesta difusa pero incondicional de inadecuación con las condiciones en las que debe desenvolverse. En este sentido, su indefensión es activa, no pasiva; no es una indefensión sufrida sino provocada por él mismo. Expresa una afectividad militante pero ambivalente ante una realidad global, sintetizadora de todas las realidades particulares que pueblan el horizonte de su experiencia; una realidad que él percibe a un tiempo como fascinante y amenazadora, como deseable y repulsiva, y en la que no es posible distinguir con claridad dónde termina lo uno y dónde comienza lo otro […] ahí está, en efecto, inocultable, el naufragio personal de Benjamin: su incapacidad de montar una carrera intelectual que pudiera sustentarlo “con decencia” y ahorrarle la necesidad de someterse a las incomprensiones teóricas de sus amigos mecenas; su torpeza catastrófica en el manejo de su situación de exiliado, que terminó por llevarle a la incruzable frontera de España y finalmente al suicidio. Pero el verdadero naufragio que está también ahí, del cual el suyo propio no es más que una alegoría, es para Benjamin un fracaso colectivo: el de un mundo completo, dentro de él, de una época y, dentro de ésta, de un proyecto.[1]


Tanto su persona como su obra son un enigma a descifrar por lo multifacético y contrastante, lo profundamente filosófico arropado en formas aparentemente discontinuas y abigarradas, lo auténticamente histórico de su ataque exteriormente en apariencia anti-histórico, la agudeza de su fina percepción de lo esencial y bello de la vida y su desprecio por lo que por lo exagerado le pareció “la jerga de rufianes” del lenguaje literalista y racionalista de los filósofos de su época. Es un personaje europeo que conlleva la crisis de diversas dialécticas encontradas y aún no resueltas, como la del marxismo-judaísmo, la del materialismo-mesianismo, la del racionalismo del filósofo contra la libre expresión del literato, Oriente y Occidente están en su misma sangre y cultura. Además, vive la crisis de la conflagración mundial en su época.
El comunismo deformado en capitalismo, el sionismo de su raza como proyecto para unificación de Europa, y las historias de los libertadores mesiánicos que le contó su madre en su infancia semita, hicieron en su interior un estallido de sustancias cuya proyección quizás sea un reflejo de lo que vemos en su filosofía de la historia, que será el marco de referencia para este pequeño ensayo que hemos titulado “Oportunidad Extraordinaria” en base a su expresión para referirse a la detonación del estallido interruptor (al que el en su lengua denominó: (das zeit) del continuum de la historia manipulada por los vencedores y sus simpatizantes, y con ello “rescatada” de su control.   (AFS. 2016 Continuará)


[1] “Introducción” en Benjamín, Walter, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, [Trad., Edición e Intro.de Bolivar Echeverría], México, UNAM, s.f., s.p.
http://www.bolivare.unam.mx/traducciones/Sobre%20el%20concepto%20de%20historia.pdf