domingo, 17 de enero de 2016

La Sociedad del Cansancio y del abatimiento Social de Leonardo Boff

La sociedad del cansancio y del abatimiento social

“Hay una discusión en todo el mundo sobre la “sociedad del cansancio”. Ha sido formulada principalmente por un coreano que enseña filosofía en Berlín, Byung-Chul Han, cuyo libro con el mismo título acaba de ser publicado en Brasil (Vozes 2015). El pensamiento no siempre es claro y, algunas veces, discutible, como cuando afirma que el “cansancio fundamental” está dotado de una capacidad especial para “inspirar y hacer surgir el espíritu” (cf. Byung-Chul Han, p. 73). Independientemente de las teorizaciones, vivimos en una sociedad del cansancio. En Brasil además de cansancio sufrimos un desánimo y un abatimiento atroces.
Consideremos, en primer lugar, la sociedad del cansancio. Ciertamente, la aceleración del proceso histórico y la multiplicación de sonidos, de mensajes, la exageración de estímulos y comunicaciones, especialmente por el marketing comercial, por los teléfonos móviles con todas sus aplicaciones, la superinformación que nos llega a través de los medios sociales, nos producen, dicen estos autores, enfermedades neuronales: causan depresión, dificultad de atención y síndrome de hiperactividad.
Efectivamente, llegamos al final del día estresados y desvitalizados. No dormimos bien, estamos agotados.
A esto hay que añadir el ritmo del productivismo neoliberal que se está imponiendo a los trabajadores en todo el mundo, especialmente el estilo norteamericano exige de todos el mayor rendimiento posible. Esto es la regla general también entre nosotros. Tal exigencia desequilibra emocionalmente a las personas, generando irritabilidad y ansiedad permanente. El número de suicidios asusta. Se resucitó, como ya mencioné en esta columna, el dicho de la revolución del 68 del siglo pasado, ahora radicalizado. Entonces se decía: “metro, trabajo, cama”. Ahora se dice: metro, trabajo, tumba”. Es decir: enfermedades letales, pérdida del sentido de la vida y verdaderos infartos psíquicos.
Detengámonos en Brasil. Entre nosotros, en los últimos meses, crece un desaliento generalizado. La campaña electoral realizada con gran virulencia verbal, acusaciones, deformación y el hecho de que la victoria del PT no haya sido aceptada, suscitó ánimos de venganza por parte de las oposiciones. Banderas sagradas del PT fuero traicionadas en altísimo grado por la corrupción, generando una decepción profunda. Tal hecho nos hizo las buenas costumbres. El lenguaje se canibalizó. Salió del armario el prejuicio contra el nordestino y la descalificación de la población negra. Somos cordiales también en el sentido negativo dado por Sergio Buarque de Holanda: podemos actuar a partir del corazón lleno de rabia, de odio y de prejuicios. Tal situación se agravó con la amenaza de impeachment a la Presidenta Dilma, por razones discutibles.
Descubrimos el hecho, no la teoría, de que entre nosotros existe una verdadera lucha de clases. Los intereses de las clases acomodadas son antagónicos a los de las clases empobrecidas. Aquellas, históricamente hegemónicas, temen la inclusión de los pobres y la ascensión de otros sectores de la sociedad que han venido a ocupar el lugar antes reservado solo para ellas. Hay que reconocer que somos uno de los países más desiguales del mundo, es decir, donde campean más las injusticias sociales, la violencia banalizada y asesinatos sin cuenta que equivalen en número a la guerra de Irak. Y todavía tenemos centenares de trabajadores viviendo en condiciones equivalentes a la esclavitud.
Gran parte de esos malhechores se profesan cristianos: cristianos martirizando a otros cristianos, lo que hace del cristianismo no una fe sino solo una creencia cultural, una irrisión y una verdadera blasfemia.
¿Cómo salir de este infierno humano? Nuestra democracia es solo de voto, no representa al pueblo sino los intereses de los que financian las campañas, por eso es de fachada o, a lo sumo, de bajísima intensidad. De arriba no hay nada que esperar pues entre nosotros se ha consolidado un capitalismo salvaje y globalmente articulado, lo que aborta cualquier correlación de fuerzas entre clases.
Veo una salida posible a partir de otro lugar social, de aquellos que vienen de abajo, de la sociedad organizada y de los movimientos sociales que poseen otro ethos y otro sueño de Brasil y del mundo. Pero necesitan estudiar, organizarse, presionar a las clases dominantes y al Estado patrimonialista, prepararse para eventualmente proponer una alternativa de sociedad aún no ensayada, pero que tiene sus raíces en aquellos que en el pasado lucharon por otro Brasil con proyecto propio. A partir de ahí formular otro pacto social vía una constitución ecológico-social, fruto de una constituyente inclusiva, una reforma política radical, una reforma agraria y urbana consistentes y la implantación de un nuevo modelo de educación y de servicios de salud. Un pueblo enfermo e ignorante nunca fundará una nueva y posible biocivilización en los trópicos.
Tal sueño puede sacarnos del cansancio y del desamparo social y devolvernos el ánimo necesario para enfrentarse a las trabas de los conservadores y suscitar la esperanza bien fundada de que nada está totalmente perdido, que tenemos una tarea histórica que cumplir para nosotros, para nuestros descendientes y para la misma humanidad. ¿Utopía? Sí. Como decía Oscar Wilde: «si en nuestro mapa no aparece la utopía, no lo mires porque nos esconde lo principal». Del caos presente deberá salir algo bueno y esperanzador, pues esta es la lección que el proceso cosmogénico nos dio en el pasado y nos está dando en el presente. En vez de la cultura del cansancio y del abatimiento tendremos una cultura de la esperanza y de la alegría”.  

Leonardo Boff.

jueves, 14 de enero de 2016

¿Cuántos Menosprecian su Linaje Espiritual y lo Ven Pequeño ante el Linaje Meramente Humano del "Pueblo Escogido"?


¿Cuántos “cristianos” el día de hoy menosprecian su linaje espiritual y lo ven pequeño ante el linaje meramente humano del “pueblo escogido”: ven a Cristo como linaje de David, pero nunca como Raíz[1]; lo ven como linaje de Abraham, pero no conocen a Aquél de cuyo linaje vino Abraham y Quién dijo “antes que Abraham fuese, Yo Soy”?[2] 
Otros conocen a Jesús el hijo de María pero no conocen a Aquel Verbo que era en el principio con Dios y que hizo a María?[3] Y ¿cuántos de nosotros todavía estamos en alguna de esas posiciones? ¿No es esto conocer a Jesús solamente según la carne y no conocerlo como Él quiere ser conocido?

El Cuerpo de Cristo necesita una Cristología sana para que se sane su Teología, y sobre todo su vida, pero es realmente tan poco lo que se oyen estos temas que da tristeza.

Dios permita que se susciten escuelas teológicas en abundancia donde se traten abiertamente todos estos asuntos y el pueblo se haga responsable de recuperar el acceso a este conocimiento que por muchos años ha quedado circunscrito a la élite intelectual. Dios permita que tomemos la responsabilidad de la proclamación sana de la verdadera Palabra de Dios.

Alvaro Fernández S.


[1] Apocalipsis 22:16
[2] Juan 8:58
[3] Colosenses 1:15-17

miércoles, 13 de enero de 2016

De un Extremo a Otro Pero Negando de Alguna Manera con Nuestros Hechos la Vigencia de la Encarnación de Cristo



Muchas denominaciones históricas no quieren conocer otra cosa sino al Jesús histórico y se resisten a la obra actual del Espíritu Santo, en parte por el exceso de los que niegan toda historia y son hijos del siglo pasado, y quién los va a culpar con los extremos a los que se ha llegado tal énfasis. Sin embargo, seguimos “conociendo a Cristo según la carne” solamente, pero sin relevancia actual, porque ni nosotros mismos creemos que sea posible que Cristo encarne hoy, solamente afirmamos que el concepto es cierto, pero es sólo una burbuja mental docética que no tiene posibilidades de encarnar, por eso hay tan poca gente y tan poco apasionada por Cristo.

Las corrientes más conservadoras tienen como base una santidad basada en conceptos meramente externos, humanos y con matices judaizantes y por supuesto condenan a los que se van al otro extremo de un liberalismo radical. Ambos como los antiguos cerintianos[1] y otros gnósticos que se pasaban de los extremos de un querer volver a la ley externa, un ascetismo radical a los ansiados deleites terrenales y sensuales que era como concebían el milenio terrenal. Por supuesto todos se veían cristianos, pero según las citas bíblicas que pusimos como base de este ensayo: ¿será creyente una persona que niega la encarnación de Jesucristo o no cree que Jesús es el Cristo?



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Cerintianos

¿Lo que Pablo Tuvo por Basura para Ganar a Cristo, lo Vamos a Tener Nosotros por Tesoro para Perderlo?


Pablo decía:

“Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” [1] 

La pregunta es:

¿Lo que Pablo tuvo por basura, lo vamos a tener nosotros por tesoro para perder a Cristo? 

Esos criterios meramente humanos que constituían el orgullo de Pablo en su juventud van a sustituir a Jesucristo en nuestra vida y llegar a significar más que Él.

¿Es esto creer que la encarnación de Jesucristo tanto histórica como actual tiene algún valor, o realmente valen más a nuestros ojos las cosas de este mundo?



[1] (Flp 3:4-8)

martes, 12 de enero de 2016

¿Será qué Podemos Conocer a Jesucristo Mediante Criterios Meramente Humanos?



“…y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” [1]

¿Qué es conocer a Cristo según la carne, y cuál es la diferencia entre reconocer que ha venido en carne? Quizás ayuden algunas traducciones del versículo como la Biblia del Peregrino de Luis Alonso Schöckel que creo que es buena porque busca más mantener la fidelidad a las ideas completas que a las palabras, cosa que la hace más fiel al contenido que a la letra y que dice así: “De modo que nosotros en adelante a nadie consideremos con criterios humanos; y si un tiempo consideramos al Mesías con criterios humanos, ahora ya no lo hacemos”.

Creo que esto nos da la pauta de lo que queremos trasmitir. Por ejemplo:

La idea de Mesías que tenía el pueblo judío tenía que ver con un libertador de la opresión de los romanos, que reestableciera el reino judío: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”[2]

Esta era uno de los criterios meramente humanos a los que Schöckel debe referirse. Por supuesto, este concepto no fue tomado por Jesucristo, sino que Él llevó el mesianismo a la altura de los criterios de Dios establecidos en las Escrituras. “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”[3]

La idea de reestablecer el reino de Israel sigue viva actualmente y es apoyada económica y moralmente por gran parte de la iglesia cristiana, al menos en Occidente, aunque el Señor fue tan claro en sus respuestas. ¿Será que seguimos insistiendo en criterios meramente humanos en cuanto al mesianismo de Cristo, y no le vamos a hacer caso a la Sagrada Escritura que nos dice: “aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”?



[1] (2Co 5:15-17) RV
[2] (Hch 1:6-7)
[3] (Mat 16:16-17)

lunes, 11 de enero de 2016

No Podemos Negar la Historia (Universal) en el Nombre de la Historia (Fragmentaria)



       Allí mismo surge el exégeta divorciado del hermeneuta que piensa que el Verbo sólo se encuentra en el texto y fuera de allí ya no hay lugar en la época moderna para que Jesucristo encarne en los procesos de interpretación actuales pues “no son canónicos”, decimos, y con esto se cierra la puerta a toda obra y matiz que el Espíritu Santo quiera hacer y dar a la verdad actual, sin salirse de lo Escrito, por supuesto. ¿No es este proceso descrito la negación misma de la encarnación del Verbo de Dios en la humanidad de nuestra época? Tal vez ricos en historia de los primeros siglos, pero pobres al negar los últimos 1800 años de la historia de la teología y la filosofía cristianas?

 ¿Cómo acallar los dolores de parto que soportó la humanidad a través de algunas de sus razas por todo este período tan largo para que la revelación de Jesucristo se contextualizara en las culturas griega, árabe, anglosajona, latina y relativas entre ellas la nuestra, para decir que no sucedió otra cosa que meras “especulaciones filosóficas” en el mal sentido de las palabras? 

¿Es eso creer que Jesucristo encarna o negarlo con la excusa de la historia “santa del primer siglo”? ¿Acaso no es el mismo Dios de nuestra época el que la santificó y el que santifica cualquier época y templo humanos donde Él encarna? No podemos en el nombre de la historia (fragmentaria) negar la historia (universal). Este sobre énfasis raya en el “historicismo” que de un tajo ha dejado al cristianismo podado de espiritualidad y entretenido con meras fechas y datos, privándolo de la ilación espiritual que le daría sentido real y contundencia. 

  En el nombre de la fidelidad a la época de Jesucristo según la carne se puede ser infiel a la encarnación del Hijo de Dios tanto siglos antes como después de esos días y esto nos lleva al segundo punto enunciado tanto en la introducción como en el título, a saber: “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.” (Continará)

¿Realmente Creemos que pueda haber Ética sin tocar Tierra?


1.   ¿Qué del docetismo moderno que nos ha convencido que en el cristianismo basta con atender las necesidades del espíritu qué es la parte buena, alimentándolo de “sola fide” mientras le negamos al “perverso cuerpo” que haga “las obras” sociales, políticas, económicas, que traerían justicia a este “malo” mundo, aunque “Dios las preparó de antemano para que anduviésemos en ellas?” [1] ¿No es eso la dicotomía del docetismo en vivo y un escapismo de la responsabilidad de participar activamente en la encarnación de Dios en nuestro entorno?

2.   ¿Qué del fundamentalismo que nos lleva a pensar que la letra de la Biblia es mágica y mucho más importante que el Autor y nos priva de la realidad de que la Biblia es una encarnación del Verbo en el estilo de los humanos escritores y olvidamos que fue tradición oral por mucho tiempo antes de ser vertida en los pergaminos y códices que conservamos, y a los cuáles ahora llamamos “sola Scriptura” negando con ello, en nuestro extremismo, todo sentido común, contexto, estilo literario, historia, teología, filosofía, antropología y tradición en los que fue inmersa al encarnar, es decir todo el aspecto humano, cuando sólo se trataba de priorizarla por encima de, y no de aislarla de lo humano, ni descarnarla de su entorno dejando “sola la Scriptura”, de manera que ahora es un elemento completamente extraño a la convivencia social humana. Además, ahora ya no podemos leer ningún otro libro de ningún otro autor, aunque a veces en forma casi irrisoria, nuestras decisiones muchas veces dependan del hombre que dirige el rito religioso del día santo que celebramos cada semana, más que de Dios mismo y de su Palabra escrita.



domingo, 10 de enero de 2016

¿Cómo va a ser lo mismo la Carnalidad que la Encarnación?


1.   ¿Cómo seguimos sustentado el moderno docetismo de que basta con tener una ética cristiana interior y personal, que no toque tierra ni carne política, social, étnica ni mucho menos económica ya que todo eso es “mundano” y está fuera del radio de acción de la fe y de la iglesia? ¿No es mero docetismo el vivir en la apariencia de lo que es el cristianismo, pero reducido al mero concepto descarnado de la realidad de la que se supone que es sal y luz?

2.   ¿Qué hacemos con el tipo de iglesia desubicada que no admite comunidad y que deliberadamente escoge que su congregación se forme de miembros geográficamente distantes para que por ese solo hecho se vean limitados a interactuar verdaderamente como comunidad de fe y amor, que serían pilares de cualquier comunidad cristiana real, y así negar el peso de responsabilidad que implicaría la implementación del Reino de Dios en la carne y sangre de lo que sería una vida comunitaria real?


3.   ¿Y la descarnada salvación que esperamos, que no nos salva de ningún pecado social como son la injusticia, el orgullo, la envidia, el egoísmo, el adulterio, la pederastia, el desamor, sino sólo del castigo eterno? Pero decimos que “somos salvos” y además que “nunca podemos perder tal salvación” por más que hagamos. ¿No es esto mera ingenuidad y engaño negadores de la verdadera encarnación de Cristo en nuestras vidas, lo cual sería nuestra verdadera salvación?

¿Y los que se Escandalizan por que Dios no dictó la Biblia sino que la Inspiró y se arriesgó a que la Escribieran Humanos Imperfectos? ¿Están Creyendo que el Verbo ha venido en Carne?



1.   ¿Qué de los que se escandalizan por la encarnación de la Palabra hablada a través de la imperfecta humanidad de quiénes la escribieron, cuando Dios mismo decidió correr el riesgo de tal encarnación? ¿Qué de los que preferirían que Dios no llamara a “carne” (humanos) imperfecta para sus propósitos santos, y que por ejemplo quisieran que la Biblia hubiera sido un dictado perfecto y no una inspiración con diferentes estilos literarios humanos y con tan grande riesgo que representa la debilidad humana?

2.   ¿Qué de los traductores que no se atreven a traducir como dicen el Espíritu, el sentido y la letra del texto porque se saldría de lo “ortodoxo” de su tradición y de su entendimiento?

sábado, 9 de enero de 2016

¿Creemos Realmente que Jesucristo ha Venido y Sigue Viniendo en Carne?


1.   ¿Qué de los esfuerzos misioneros anteriores a nosotros que encarnaron en comunidades que tienen prácticas disímiles a las nuestras y que nos ofenden tan sólo porque no llevan nuestro sello?

2.   ¿Y la humanidad de nuestros inocentes hermanos que los países “cristianos” utilizamos como “carne de cañón” para pelear nuestras “guerras santas” para defender al “pueblo santo” para que pueda adquirir su “tierra santa y prometida por Dios”? ¿Es creer en la encarnación del Hijo de Dios este engaño religioso con el que los mandamos a la guerra?


3.   ¿Y la humillada y ensangrentada carne humana de los que reciben el impacto de nuestras “cruzadas” y “guerras santas” las “conquistas” para recuperar los “santos lugares”? ¿Es esto hacer que encarne el Evangelio, o exactamente lo contrario?

viernes, 8 de enero de 2016

¿Le Vamos a Decir a Dios en Dónde Puede Encarnar y en Dónde no?

1.   ¿Qué sucede con los jóvenes y muchachas humildes, que están dispuestos a dejar a un lado planes personales y privilegios en la vida cuando sienten el llamado de la Causa Mayor, que viven en los pueblos pequeños, olvidados y oprimidos como lo fue Belén en aquella época, y en cuyos corazones arden el respeto por Dios y el hambre y sed de justicia social que ardía en el corazón de la que dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador, porque se ha fijado en la humildad de su esclava y en adelante me felicitarán todas las generaciones. Porque el Poderoso ha hecho proezas, su nombre es sagrado. Su misericordia con sus fieles continúa de generación en generación. Su poder se ejerce con su brazo, desbarata a los soberbios en sus planes, derriba del trono a los potentados y ensalza a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos”.[1] ¿Será que, porque Dios ya vino a nacer en el vientre de una doncella así en la historia, que no encarnará el día de hoy en corazones sencillos que verdaderamente lo buscan, pero que de alguna manera nunca se perfilarán en alguna de nuestras instituciones religiosas?

2.   ¿Más aún, qué sucede si a Dios se le ocurre nacer en el corazón de los que están siendo oprimidos por aquéllos que dicen ser suyos pero que aman más las “cosas de Dios” que al Dios de las cosas? Es decir, los que los oprimen con la excusa de que están peleando por la “tierra santa” que Dios les dio y que por supuesto tiene más valor que la “imagen y vida santas” que estos pobres portan de Dios desde la creación.



[1] (Luc 1:46-53)

jueves, 7 de enero de 2016

¿Es Esto Creer que Jesucristo ha Venido en Carne?




1.   ¿Qué de los que siguen creyendo que Jesucristo venció en todo, pero no como humano, sino como Dios; para evadir la responsabilidad de que también nosotros debemos vencer como humanos sólo dependientes del Espíritu Santo al igual que Jesús lo logró desde ese plano?

2.   ¿Y los que le tienen prohibido a Dios encarnar en sus enemigos ideológicos, rituales, raciales, doctrinales?

3.   ¿Qué de los que tienen fuera del alcance salvífico de Dios a la humanidad de los que sufren, de los que lloran, de los que se sienten nadie, de los perseguidos, expatriados, desmembrados por las guerras, de los que no “conocen a Dios como nosotros lo conocemos”, pero que Dios incluyó dentro del rango de las Bienaventuranzas y de Juan 3:16?

miércoles, 6 de enero de 2016

2a. Pte. Jesucristo Encarnado o Cristo Según la Carne.



¿Qué significa creer que Jesucristo ha venido en carne?
Sencillamente estamos hablando de que Dios escogió hacerse un ser humano auténtico en un punto dado de la historia, y como tal, nacer, sufrir, vivir, comer, morir y finalmente resucitar en el poder del Espíritu Santo tal como se espera que suceda con cada uno de nosotros los que escogemos creer. Creo que la Escritura de I Juan 4:2 esclarece la importancia del hecho histórico de que Dios se humanó en la persona de Jesucristo. Es un hecho realizado en el pasado que en griego sería pluscuamperfecto con resultados presentes. En español lo conocemos como ante copretérito. “El tema de perfecto tiene valor resultativo, es decir, indica resultado de otra acción e incluye dos tiempos: el perfecto, que es un tiempo primario e indica resultado presente de acción pasada, y el pluscuamperfecto, que es un tiempo secundario e indica resultado pasado de acción pasada.”.[1] dice la maestra Nuria a través de su blog. De ello quisiera yo remarcar que el hecho de que “había venido en carne” es innegable, consumado en la historia y que tiene resultados pasados y presentes.
Intentaremos ir un poquito más allá de las aplicaciones tradicionales de esta realidad, tratando de no salirnos de lo permitido en la Escritura, pero por supuesto en su base que son los manuscritos griegos en que creemos fue escrito el Nuevo Testamento, tomando de allí los limitantes y el sentido de lo dicho. Por ejemplo: ha venido en carne “es una verdad de doble confesión, que Jesús es el Cristo, y que ha venido en carne,  (El tiempo griego perfecto implica no sólo un mero hecho histórico pasado, como lo haría el aoristo, sino también la continuación presente del hecho y sus bienaventurados efectos) en la carne.”[2] Cito el griego:εν σαρκ εληλυθοτα”, “esta última palabra es un participio en voz activa, caso acusativo, en tiempo perfecto”[3]  y viene de “ercomai (ρχομαι, G2064), denotando tanto ir como venir, significa el acto, en contraste con jeko, que destaca el hecho de la llegada, como p.ej., Jua_8:42 : «he salido (ercomai), y he venido (jeko)». [4] Este matiz es significativo ya que una vez más hace sobresalir el acto de venir del marco contextual histórico de que sí vino.
Es importante también notar que el Espíritu que la inspiró le sigue dando vida a la Sagrada Escritura el día de hoy, con el fin de que encarne también en nuestra actualidad. Creemos que es un tema recurrente el deseo que Dios tiene de habitar en su pueblo, en su gente, en su templo, que es precisamente el Cuerpo de Cristo, el Cuerpo universal de creyentes donde Dios desea encarnar, el misterio de las épocas: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”[5]
Ahora bien, ¿dónde radica la posible importancia de lo que venimos diciendo? ¿Por qué tanto énfasis en la gramática? Bueno, como sabemos por la historia, este asunto de la encarnación siempre ha sido tanto clave como controversial, ya que es uno de los nodos centrales del cristianismo. Pero en la actualidad percibimos una resistencia, y mucha, por cierto, si no a aceptar la encarnación histórica de Jesucristo, sí la presente, la continua, la que precisamente venimos mencionando, los resultados de la encarnación histórica, y el énfasis en el acto del venir que también mencionamos dentro del marco del hecho histórico de que sí vino.
Generalmente escuchamos la creencia en la encarnación de Jesucristo relacionada contra el antiguo docetismo de los gnósticos de su tiempo, lo cual es una aplicación válida indiscutiblemente; pero:
1.   ¿Qué de los que niegan que Jesucristo es venido en la carne actual de su Cuerpo que es su gente, la Iglesia? Según la praxis actual, en lugar de ser Jesucristo encarnado en su gente, la iglesia ha quedado convertida en un edificio, o en un grupo de gente segmentado denominacional, étnica, social o ideológicamente, pero divorciado de la encarnación y universalidad características del verdadero Cuerpo de Cristo.


[2] Jamieson, Robert; Fausset, Andrew Robert; Brown, David, Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible
[3] RWP Word Pictures in the New Testament, Robertson, Archibald Thomas. Nota sobre el versículo en e-sword.
[4] Multiléxico con las definiciones de Strongs, Chávez, Tuggy, Vine y Swanson. Nota sobre la palabra “ha venido” en e-sword.
[5] Col.1:27